Un año después: gana el inversor en fondos que mantuvo la calma

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Hace pocos días, el 23 de marzo, se celebró el primer aniversario de los mínimos bursátiles provocados por la pandemia: las Bolsas se habían anotado caídas del entorno del 30 por ciento en pocos días, el índice VIX de volatilidad (el famoso “índice del miedo”) marcaba el 16 de marzo de 2020 su peor lunes negro, con un máximo histórico de 86,69… Frente a la histeria general, esta misma columna señalaba, el 13 de marzo:

“¡Por ahí resopla! La ballena blanca de las rebajas no deja de asomar su lomo, una y otra vez, en el agitado océano de los fondos de inversión. Desde hace semanas, cada vez que los gestores de fondos más atentos atisban la posibilidad de comprar a precios rebajados, dan la voz de aviso. Pero no sólo para adquirir valores de calidad abaratados en Bolsa, sino también (lo que es igual de importante) para adquirir participaciones de los fondos de inversión que ellos mismos gestionan”.

El mensaje era claro: mantener la calma y aprovechar las rebajas, aún conscientes de que “los lunes y viernes negros (…) no dejarán de repetirse, a la vista de lo disparados que están los índices de volatilidad y de las incertidumbres que el maldito virus ha sembrado en la economía y los mercados”. 

Los inversores que no se lanzaron a vender alocadamente y que, por el contrario, aprovecharon las circunstancias para incrementar posiciones en los fondos de renta variable internacional (ya saben que evito hablar de la estrecha y muy condicionada Bolsa española), tendrán razones para, un año después del estallido vírico, celebrar las ganancias: desde aquellos mínimos del 23 de marzo de hace un año, el S&P 500 (uno de los índices que siempre recomiendo seguir) ha subido un 80 por ciento, tras marcar varios máximos históricos. Algo parecido ha hecho el Dow Jones y ambos han sido superados por el Nasdaq, con una recuperación superior al 90 por ciento desde aquellos mínimos del primer año de la Covid.

La subida de los fondos de renta variable internacional ha ido en paralelo, al tiempo que perdían dinero los fondos monetarios y de renta fija, lastrados por unos tipos de interés oficiales bajo cero.

Ahora, cuando realmente comenzamos la era DC (después del coronavirus), las perspectivas siguen siendo alcistas para la renta variable internacional, pero planas y complejas para la renta fija. Cierto: se teme un rebote de la inflación, que ya se está produciendo en algunos bienes (como, por ejemplo, el acero y otros materiales), pero más que nada porque los costes de los fletes se han disparado con la pandemia y hay problemas de suministros. También se espera que la recuperación de unas economías vacunadas tire de los precios. Hasta el petróleo muestra tensiones, después de caer por debajo de los cero dólares por barril hace un año, cuando te pagaban dinero para que te quedaras con crudo imposible de colocar en el mercado.

Pero de ahí a que llegue una ola inflacionista dista mucho camino. Los estímulos de los bancos centrales seguirán durante bastante tiempo, igual que os tipos oficiales bajo cero (la Reserva Federal americana ha confirmado que no volverá a subirlos hasta 2023). Y los resultados empresariales comenzarán a despegar, no sólo en las tecnológicas y en sectores beneficiados por la pandemia, como el farmacéutico.

Así que, si no nos volvimos locos y acertamos al no vender apresuradamente participaciones en fondos de renta variable, mantengamos también la calma ahora, por más que las leves tensiones inflacionarias y los temores por los retrasos en las vacunaciones, unidas al hecho de que hay índices bursátiles algo sobrecalentados, provoquen moderados retrocesos bursátiles, que en realidad no parecen más que pausas –necesarias– en una tendencia aún alcista a medio plazo.

En los momentos más complicados de hace ahora un año, acertaron quienes no perdieron los nervios, resistieron y, además, aprovecharon las fortísimas rebajas para incrementar posiciones en fondos de renta variable global. Lo que pasa ahora no es, ni mucho menos, tan inquietante. Por tanto, mantengan sus posiciones y, como digo siempre, no hagan movimientos bruscos en sus carteras, si acaso sólo ajustes para desplazar algo de dinero a temáticas claramente ganadoras, como algunas de las que ya hemos comentado desde estas líneas.