Los PMIs confirmaron que la actividad privada en las principales economías sigue desacelerándose

mercados_tecnico

Juan J. Fdez- Figares | Tras varios días de fuertes descensos, en los que los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses han cedido todo lo ganado durante la primera quincena de agosto, AYER los mercados de renta variable occidentales se tranquilizaron un poco, aunque ello no evitó que sus principales índices cerraran en su mayoría con ligeras caídas. Durante la jornada muchos de ellos llegaron a ponerse en positivo, impulsados por los valores de corte más cíclico, entre ellos, los bancos, los pertenecientes al sector del gas y del petróleo y los de materias primas minerales, aunque el intento de rebote no terminó cuajando, en una sesión en los que los valores defensivos se convirtieron en un lastre para los índices. Los volúmenes de contratación, no obstante, volvieron a ser muy reducidos en todos los mercados, algo que viene siendo la tónica general desde el inicio del verano, lo que indica que muchos inversores no han participado ni en el rally experimentado por las bolsas en este periodo ni lo están haciendo ahora, durante, hasta el momento, la pequeña corrección que están experimentando. 

Detrás de esta inestabilidad de las bolsas están las dudas que se plantean los distintos agentes del mercado sobre cuál será el escenario al que tendrán que enfrentarse las bolsas en los próximos meses. En las últimas sesiones parece que se está imponiendo la hipótesis que contempla el escenario más “pesimista” que, como expusimos el pasado lunes en nuestro comentario, contempla una inflación persistentemente alta, inmune a las primeras alzas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales, instituciones que, para poder moderarla deberán forzar la entrada en recesión de las principales economías mundiales. Este escenario contempla, además, un empeoramiento de la crisis energética europea, con los precios de los principales combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón, manteniéndose a niveles históricamente elevados. En este escenario las estimaciones de resultados de las compañías cotizadas deberán ser revisadas drásticamente a la baja, algo que, de momento, no ha sucedido ni han descontado los mercados. Por tanto, de ganar enteros este escenario, tanto los mercados de bonos como los de renta variable volverán a corregir con fuerza, no siendo descartable que vuelvan a testar sus niveles mínimos del año. 

En este sentido, señalar que AYER la publicación en la Eurozona, Alemania, Francia, Reino Unido y EEUU de las lecturas preliminares de agosto de los índices adelantados de actividad de los sectores de las manufacturas y de los servicios, los PMIs que elabora S&P Global, confirmaron que la actividad privada en las principales economías sigue desacelerándose y que un escenario de estanflación o, incluso, de recesión, no es para nada descartable.  

De momento, y a la espera de escuchar lo que tenga que decir el próximo viernes por la tarde el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, cuando intervenga en el simposio que celebra la Reserva Federal de Kansas en Jackson Hole (Wyoming), los inversores van a continuar mostrándose reticentes a incrementar sus posiciones de riesgo, lo que entendemos impedirá a los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses recuperar el positivo “momento” del que gozaban hace sólo un par de semanas. Si bien no esperamos que Powell sea demasiado explícito sobre si la Fed optará finalmente en septiembre por seguir subiendo sus tasas de interés de referencia a un ritmo de 75 puntos básicos, tal y como ha hecho en las reuniones de junio y de julio, o preferirá “rebajar algo el tono” y subir “sólo” los mismos en medio punto porcentual, sí creemos que aprovechará su intervención para transmitir cuál es la visión de la Fed sobre el devenir de la inflación, del mercado laboral y de la economía estadounidense en su conjunto, lo que debería permitir a los inversores sacar conclusiones sobre cuáles van a ser los próximos movimientos del banco central estadounidense en materia de tipos de interés. 

Más a corto plazo, y centrándonos en la sesión de HOY, señalar que esperamos que las bolsas europeas vuelvan a abrir a la baja, con sus principales índices cediendo ligeramente posiciones y con muchos inversores al margen del mercado, a la espera de acontecimientos. Temas como la crisis energética europea y la debilidad de la economía de China seguirán pesando en el ánimo de unos inversores que, tras casi dos meses viendo subir los mercados, se enfrentan ahora a la realidad de un otoño muy complicado tanto desde un punto de vista geopolítico como desde el económico. Por lo demás, señalar que la agenda macroeconómica del día es bastante liviana, destacando únicamente la publicación esta tarde en EEUU de la estimación preliminar del mes de julio de los pedidos de bienes duraderos.  

Por último, comentar que AYER el precio del crudo reaccionó con fuerza al alza tras los comentarios del ministro de Petróleo de Arabia Saudita, el príncipe Abdulaziz bin Salman, que “amenazó” el lunes con que la OPEP+ se podría plantear reducciones en sus producciones de petróleo si el precio de esta materia prima sigue sin reflejar los fundamentos de oferta y demanda reales del mercado debido a la intervención de especuladores en los mercados de futuros. Con sus declaraciones ha dejado bien claro que especular con fuertes recortes del precio del crudo puede salir muy caro a los inversores. En ese sentido, señalar que en las últimas semanas se ha hablado mucho del impacto que en el mercado de crudo tendría el levantamiento de las sanciones a Irán, si finalmente se reactiva el acuerdo nuclear de 2015. Así, se calcula que se pondrían en el mercado algo más de 1,2 millones de barriles de petróleo al día. Pues según informó AYER la agencia Reuters, la OPEP+, de ser así, estaría dispuesta, entonces sí, a reducir sus producciones para evitar la caída del precio del petróleo. Por tanto, vemos muy complicado que el precio de esta variable baje mucho más desde sus actuales niveles, como sería el deseo de los países occidentales, sin que los principales productores mundiales intervengan nuevamente en el mercado para sostenerlo.