Trump será el candidato republicano

Trump pantalla

Intermoney | El “Super Tuesday” llegaba a su fin y con la confirmación de que Donald Trump será casi seguro el candidato republicano para las presidenciales estadounidenses del presente año. El ex – presidente lograba la victoria en casi todos los estados que celebraron primarias republicanas imponiéndose en 14 de los 15 estados que votaron con excepción de Vermont donde su contrincante Nikki Haley ganó. El dominio de Trump, que incluyó victorias en California y Texas, los mayores premios de la noche, ha sido definitivo para que Haley abandone su candidatura aunque por el momento no apoya a Trump. Lo cierto es que Trump va imparable hacia los 1.215 delegados a la Convención Nacional Republicana que necesita para sellar la nominación del partido en julio y aunque aún no ha logrado cruzar ese umbral, se espera que lo haga a finales de mes.

Trump avanza con firmeza y se presenta a priori como una apuesta real frente a Biden, a pesar del hándicap que supone para ambos contendientes sus excesivas edades. Sin embargo, en un primer momento, los estadounidenses están mostrando una opinión mucho más positiva sobre las políticas de Donald Trump que las de Biden según las encuestas elaboradas por New York Times/Siena College. En general, el 40% de los encuestados explicó que las políticas de Trump habían sido de ayuda en el ámbito personal frente al 18% que decía lo mismo sobre las políticas de Biden. En cambio, el 43% de los votantes dijo que las políticas del actual presidente habían sido perjudiciales, casi el doble de la proporción que dijo lo mismo sobre las políticas de Trump.

Si bien los presidentes no controlan la economía del país, sus políticas desempeñan un papel importante. Trump, que ocupó el cargo de 2017 a 2021 logró que el PIB creciese a un ritmo sólido, los precios se mantuviesen estables y el mercado de valores ganase tracción, ayudado en parte por el gasto de estímulo federal destinado a contrarrestar el impacto económico de la pandemia. Desde la toma de posesión de Trump en enero de 2017 hasta finales de 2019, el S&P 500 subió un 42,2%. Los recortes de impuestos de 2017 ayudaron a crear un entorno propicio para la inversión empresarial, mientras que los bajos niveles de desempleo alentaron el gasto de los consumidores. Como resultado, Trump presidió una parte del mercado alcista más largo registrado, que duró 132 meses.

Trump abogó por devolver los empleos manufactureros a EEUU, negociar mejores acuerdos comerciales, reducir las regulaciones y recortar los impuestos corporativos. Pero la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de 2017 aumentó el tamaño de la deuda estadounidense. Biden ha dirigido su mensaje económico a reforzar la clase media y también ha gastado generosamente para contrarrestar el impacto económico de Covid. El Congreso aprobó una legislación económica histórica durante los primeros tres años de Biden en el cargo, incluida la Ley de Rescate Estadounidense, la Ley de Empleo e Inversión en Infraestructura, la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips y Ciencia. Pero este gasto, junto con los ajustes económicos posteriores a la pandemia y otros factores, han dado mucha consistencia a la inflación.

Las administraciones de Trump y Biden han sido muy parecidas en un aspecto: endeudamiento y gasto ya que ambas han sido muy gastosasLa deuda pública asciende hoy a 34,3 billones de $, equivalente a 101.976 $ por ciudadano estadounidenseBiden añadió 3,8 billones de dólares al proyecto de ley nacional en gran parte a través de la Ley de Rescate Estadounidense, pero muchas otras leyes de gasto bajo la administración de Biden han sido bipartidistas, por lo que su administración no debería asumir la responsabilidad exclusiva. El Comité para un Presupuesto Federal Responsable estima que Trump añadió 8,4 billones de $ a la deuda, incluidos unos 3,8 billones de $ en 2020 en base a estímulo para apuntalar la economía estadounidense.

Salga el que salga, los problemas relativos a la enorme deuda seguirán estando ahí y su corrección no parece que sea uno de los principales puntos de preocupación ya que ambos apostarán por mantener cierto impulso para la economía, aunque esta siga comportándose de manera robusta y esté jugando a favor de que la Fed alargue su margen de actuación. Si es cierto que si sale elegido Donald Trump tendremos una reactivación de las tensiones comerciales con China. En el momento actual el problema parece estar en hibernación mientras vemos como China esta adoptando una postura amigable. En el campo de las divisas Pekín está demostrando una clara preferencia por un tipo de cambio estable a través de su fijación diaria de la banda de negociación del dólar y el yuan. El patrón de fijación es muy estable y para la segunda mitad del año el diferencial de tasas se reducirá, aunque si Trump gana las autoridades del gigante asiático permitiría que la moneda se ajuste proporcionalmente a cualquier arancel.