El sector eléctrico europeo: un verdadero quebradero de cabeza…

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Alphavalue | El viernes de la semana pasada, Electricité de France recortó su objetivo de producción nuclear para 2022 en casi un -10% hasta 300-330 TWh, tras la ampliación de las paradas en cinco de sus 56 reactores nucleares (7,3 GW). A esto se une unas conversaciones sin avance alguno entre la OTAN y EE.UU. con Rusia, por la presencia militar del Kremlin en la frontera con Ucrania. La situación se traduce en que si hay menos energía nuclear, la dependencia del gas ruso será mayor. ¿Acaso no se ha visto venir este problema en los últimos 3 meses cuando Rusia subió la apuesta sobre Ucrania?

Menos energía nuclear barata y gas más caro es una mezcla explosiva para los Gobiernos europeos interesados en limitar el aumento del precio de la electricidad que paga el consumidor. Los políticos ven en los precios de la energía votos. El Gobierno de Francia es muy consciente de que la combinación de la falta de producción de EDF y facilitar una energía barata a los consumidores costará unos 16.000 M€ al presupuesto. Así es como las elecciones presidenciales del próximo abril destruyen cualquier esperanza de equilibrar las cuentas de un estado derrochador.

La situación no es mucho mejor en Reino Unido, donde el Gobierno tiene que pagar la cuenta de las compañías eléctricas quebradas, cuyos clientes han tenido que ser transferidos a los grupos que siguen en pie, a través de impuestos. Para los hogares, el próximo bocado en sus presupuestos familiares puede estar cerca de los 10 bn£ antes de que los recortes del IVA para la electricidad den un respiro de unos 2 bn£. La diferencia de 8 bn£ no está tan lejos del coste al que tendrá que hacer frente el Gobierno galo para aliviar la presión de los bolsillos de sus ciudadanos. Otros países europeos, no digamos España, sufren el mismo quebradero de cabeza entre lo que serían unos precios de la electricidad aceptables y lo que se está pagando actualmente.

El doble jarro de agua fría del recorte de la producción nuclear de EDF y la situación rusa, puede ser la gota que colme el vaso. Uno puede especular sobre el efecto dominó que pueden presentarse, a saber:

Los precios spot de la energía en Europa pueden seguir la senda alcista. Esto puede ser una buena noticia para los generadores de energía, aunque la mayoría vende en el mercado de futuros. Básicamente, no hay impacto en el P&L (profit and loss) de estos grupos, aunque sí en los balances de las compañías del sector como lo demuestra el ejemplo de Uniper (que agrupa el antiguo negocio de generación convencional de E.On y que está controlado por la escandinava FORTUM (reducir, objetivo 24,2 € +)), que se ha tenido que asegurar 10.000 M€ a través de nuevas líneas de crédito para hacer frente al impacto de la volatilidad de los precios del gas y la electricidad. En esencia, los colaterales de deuda (margin calls) están costando una verdadera fortuna.

Algunos negocios industriales tendrán que programar cierres cuando el gasto energético sea demasiado alto (aluminio, fertilizantes, electrolizadores, etc.).

Es probable que Vladimir Putin pueda hacer frente durante más tiempo al desgaste político de exportar menos gas, y por lo tanto tener menos ingresos, que los países europeos con unos votantes en pie de guerra por los precios de la energía. En este contexto, la transición “verde” se vuelve prácticamente imposible de implementar. Digamos que las ayudas (subvenciones) a la energía verde financiadas por un recargo en las facturas de la energía de los hogares están fuera de discusión. La agenda verde europea está siendo marcada por Moscú. De hecho, Gazprom está exportando menos gas, pero sus ventas están alcanzando niveles notables, ya que los contratos están indexados a los precios spot (aproximadamente el 55%) y su Ebita del 3T21 aumentó un +142%.

El aumento de los precios en Europa es similar a que de las carteras de las familias “desaparezcan” alrededor de 1.000 €/acc, sólo para calefacción. Añada a esto el precio más alto de la gasolina/diésel, que sigue siendo un coste inevitable para la mayoría. En resumen, el consumo debería resentirse. La manta no puede tapar los pies y la cabeza a la vez…

Es poco probable que la inflación en los productos manufactureros sobreviva a la demanda de energía en el bolsillo del consumidor. Las empresas que dependen directamente de los consumidores deberían sufrir las consecuencias, ya que unos precios más altos significará que los consumidores tendrán que reducir sus gastos. También lo hará el crecimiento del PIB.

La lucha mundial por acceder a los escasos recursos fósiles puede estar favoreciendo a China (más gas, menos carbón, más petróleo y gas ruso) y muy posiblemente a la industria petrolera estadounidense.Muchas veces una imagen vale más que mil palabras. La caricatura de la portada del DIARIO de hoy es un buen resumen de la situación actual