«Hay muchísima gente que vive del rollo este del ESG y cuando rascas ves mucha impostura. Da un poco de pena»

Ismael Clemente, CEO de Merlin Properties

En el último número de Consejeros, entrevista con Ismael Clemente, CEO de Merlin Properties : Se supone que los CEO nacieron para dar beneficios a sus accionistas. Parece que ahora, con el creciente acento en los criterios ESG, el propósito ha dejado de ser solo los accionistas para pasar a ser todo el conjunto de stakeholders, una idea que tiene defensores y también detractores. ¿Dónde se sitúa?

Por mi formación escolar con los jesuitas, soy un economista liberal pero tengo una mentalidad bastante social. Creo que la función de un CEO es trabajar para obtener rentabilidad y maximizar el beneficio de los accionistas dentro de unos límites que te impone tu pertenencia a una sociedad y la existencia de gente que también está interesada en la buena llevanza de tu empresa, como son tus acreedores ­–bancarios o de bonos–, tus trabajadores y tus proveedores. Esto es un poco como la definición de la propiedad privada en el Derecho Romano. La gente siempre dice que es el derecho de usar y abusar de la cosa propia. Pero el Derecho Romano no termina la frase ahí. Dice: “dentro de los límites establecidos por la Ley y las buenas costumbres”. Y esto es lo mismo, en una empresa tú tienes que pelear de forma denodada por conseguir los máximos rendimientos para tus accionistas, pero sin morder o causar daños de forma gratuita a tu entorno social, laboral, financiero en el caso de los acreedores… En una sociedad cotizada o en una compañía tú ves inmediatamente si lo estás haciendo bien por tu propia imagen en el mercado. Nosotros, como equipo de gestión, no tenemos enemigos. Y mi intención, la de todo el equipo, es que eso siga siendo así en los próximos 20 o 30 años.

¿Pero ha notado que en los últimos años se hayan modificado las exigencias de los inversores de Merlin?

La verdad es que algo, pero bastante poco. Y si les demuestras que una cierta medida no es gratis, sino que tiene reflejo en la rentabilidad, quizá menos. Desgraciadamente, el ESG, en el que yo sí creo como ejercicio de buena ciudadanía se ha convertido para muchos en una materia de “cuentitis”. Hay muchísima gente que vive del rollo este del ESG y cuando rascas ves mucha impostura. Da un poco de pena.

Igual que con los ODS…

Es que los ODS son parte de lo mismo. Hablas con gente del mercado a la que ves con el pin tan colorido de los ODS en la solapa, y tú que les conoces sabes perfectamente que la ONU o Antonio Guterres no le pueden importar menos… La gente se aprende como papagayos una serie de argumentarios que les preparan sus equipos y los sueltan… pero no todo el mundo está realmente concernido por el ESG.

En la memoria de sostenibilidad de Merlin se luce mucho la reducción de la huella de carbono…

Hemos tardado en meternos con ello porque queríamos entender primero de qué íbamos a hablar. Sinceramente, decir que íbamos a ser neutros en carbono en el 2050 es fácil, porque ese año yo mismo seré carbono cero porque estaré bajo tierra y el problema se lo dejo al siguiente CEO. Por tanto, antes de dar ningún paso, hemos querido hacer un ejercicio interno para ver cuánto habíamos progresado, cuánto nos quedaba por progresar, en qué tiempo se podía conseguir el progreso que nos faltaba, en qué momento tocaríamos hueso y ya el resto de las emisiones no las podríamos reducir sino que habría que compensarlas, cómo hacíamos para compensarlas –si comprar unos certificados en los mercados para tranquilizarnos la conciencia o plantar árboles nosotros mismos–… Entonces decidimos poner nuestro dinero donde “ponemos la boca” y decir: al que nos ayude con todo esto le rebajamos la renta. De esa forma, al inquilino lo conviertes en un socio. Hasta que no lo hemos tenido perfectamente estructurado y no nos hemos sentido en condiciones de anunciarlo, incluso con la idea de anticipar lo que hemos anunciado, pues no lo hemos hecho. Para decir tonterías, es mejor no decir nada. Y ahora sí, ahora nos ha quedado una cosa bastante chula, bastante ambiciosa y bastante demostrable. Porque desde 2018, que es el año que utilizan los especialistas como base line, Merlin ha reducido su huella de carbono casi en un 80%. Llevamos desde el año 2015 certificando edificios, cambiando los sistemas de iluminación, de refrigeración, de aireación de agua en los servicios, de recogida de residuos… Todas esas cosas las hemos venido haciendo en estos últimos años, pese a que no era fácil porque costaba dinero y no daba nada visible.

Igualmente había que hacerlo porque la alternativa era pagar multas…

Dentro de unos años seguramente será así, pero de momento yo solo podía decirle al consejo lo que costaba hacer las cosas, no podía decirles cuál sería el retorno. A ver cómo cuantificas un retorno que consiste básicamente en no quedarte fuera del mercado o no caer en un previsible segundo mercado en el que caerán muchos de nuestros competidores que no están haciendo esto. Las rentas de uno y otro mercado van a ser completamente diferentes, pero a día de hoy aún no hay certeza alguna de ello.

LA ENTREVISTA COMPLETA EN LA REVISTA CONSEJEROS