Pablo Pardo (Washington) | El canadiense Peter Howitt, ganador de la edición de este año del Premio Fronteras del Conocimiento del BBVA junto con el francés Philippe Anghion, se dedica al análisis de la que, debido al Covid-19, probablemente se haya convertido en el área de investigación más “de moda” de la Economía: la innovación.
Para este profesor de la Universidad de Bown, una de las más prestigiosas de Estados Unidos, y experto en destrucción creativa –el famoso principio de Schumpeter que se ha convertido casi en una expresión de uso cotidiano– el impacto del coronavirus sobre la innovación no será dramático en el medio plazo, siempre y cuando se logre contener la pandemia en los próximos meses, como parece probable.
Otra cosa es su visión más allá del Covid-19. Ahí, el enfoque de este eterno aspirante al Nobel de Economía es mucho menos positivo. Aunque ve a una presidencia de Joe Biden más favorable a la innovación que la de su predecesor, Donald Trump, duda mucho de que estemos ante un cambio de paradigma.
La vacuna del Covid-19 y, con ella, la posibilidad de volver a tener una vida relativamente normal dentro de seis meses o un año ¿nos permite abrigar esperanzas de un mayor desarrollo tecnológico?
En mi opinión, esas vacunas incrementan, y mucho, la tasa de cambio tecnológico, siempre y cuando sean efectivas, por dos razones. Una: porque las empresas tienden a invertir más en I+D cuando el cuadro macroeconómico es bueno. Y dos: porque la relajación de las medidas de distancia social que presumiblemente tendrá lugar permitirá reanudar las interacciones directas y personales entre personas que son especialmente importantes a la hora de lograr creatividad e innovación. Para resumir, yo diría que espero que en algún momento del año que viene tenga lugar un boom económico mundial y una revitalización de la innovación. En Estados Unidos, los demócratas dirán que el presidente Joe Biden se merece el reconocimiento por esa situación. Pero ese reconcomiendo debería ir en realidad a quienes desarrollaron, produjeron, distribuyeron, y administraron las vacunas.
El cambio en la Casa Blanca, ¿va a cambiar las perspectivas de cambio tecnológico en Estados Unidos, tal vez por medio de más inversión pública en áreas como infraestructura y de menos tensiones con China? ¿O es todavía demasiado pronto para saber qué puede suceder?
Es difícil saber si el cambio de presidente va a provocar una diferencia significativa en la innovación y el cambio tecnológico en Estados Unidos. Si Biden tiene éxito y consigue poner en marcha un plan de infraestructuras eficiente y a gran escala, será una ayuda en esa dirección. Pero su impacto sería limitado. El problema es que no creo que nadie sepa hasta qué punto ese plan puede influir, ni tan siquiera si ese plan es viable, dado que hay un riesgo cierto de que el Congreso esté paralizado [en el caso de que la oposición republicana controle el Senado, algo que o se sabrá hasta las elecciones de Georgia a esa cámara el 5 de enero].
