Bélgica: los partidos nacionalistas aumentan el riesgo de bloqueo político y deterioro de las perspectivas fiscales

Thomas Gillet y Tom Giudice  (Scope Rating) | El fuerte apoyo a los nacionalistas y separatistas flamencos en las elecciones federales belgas agrava la fragmentación y polarización política. Esto complica la formación de un nuevo gobierno y la consolidación de las finanzas públicas, lo que constituye un desafío clave para la solvencia crediticia. 

El resultado de las elecciones en Bélgica (AA-/Negativo) apunta a un grado aún mayor de fragmentación y polarización políticas, complicando la formación del próximo gobierno tras la dimisión del primer ministro De Croo. Cualquier acuerdo de coalición dependerá probablemente del grado de insistencia de los nacionalistas conservadores (Nueva Alianza Flamenca) y los separatistas flamencos de extrema derecha (Vlaams Belang) en su promesa electoral de autonomía flamenca, si no independencia, a la que se oponen otros partidos.

Además, cualquier gobierno provisional, como el que vivió Bélgica durante un largo periodo en 2020, tendrá poca legitimidad para aplicar políticas, y mucho menos para recortar los déficits fiscales. Esto también se debe a que ninguno de los principales partidos políticos ha dado prioridad a la consolidación fiscal en su programa, lo que sugiere que incluso un gobierno bien avenido puede ser incapaz de aplicar reformas para equilibrar mejor el presupuesto y hacer frente al aumento de la deuda en relación con el PIB. 

Es probable que las prolongadas negociaciones de coalición y los desiguales avances en las reformas se traduzcan en elevados déficits presupuestarios, con una media superior al 5% del PIB hasta 2029. Así pues, la deuda de las Administraciones Públicas seguirá una trayectoria ascendente, aumentando del 105% del PIB en 2023 al 116% en 2029, unos 18 puntos porcentuales por encima de su nivel anterior a la crisis de Kosovo. 

Sin un nuevo estímulo para el saneamiento presupuestario, prevemos que los déficits de Bélgica se mantengan por encima de la media de la zona del euro y que su deuda pública se sitúe entre las más elevadas de la zona del euro, por debajo de la de Grecia (BBB-/Estable) e Italia (BBB+/Estable), pero por encima de la de Francia (AA/Negativo) y España (A-/Positivo). Este elevado volumen de deuda pública es un riesgo de solvencia clave, ya que limita de forma duradera el margen fiscal del gobierno para responder a la próxima perturbación.

Trayectoria fiscal vulnerable a un escenario sin cambios políticos…

Desde las elecciones generales de 2019, el historial fiscal de la coalición de siete partidos formada en septiembre de 2020 ha sido débil, teniendo en cuenta el impacto doble de la pandemia y la crisis energética. Aun así, en comparación con sus homólogos, el gobierno no ha implementado reformas importantes que aborden los principales desafíos crediticios de Bélgica. 

Aunque el Parlamento belga aprobó una reforma de las pensiones en abril, los beneficios para las finanzas públicas son modestos. El ahorro se estima en un 0,4% del PIB para 2070. Los planes de simplificación del sistema fiscal se cancelaron en 2023. 

La ausencia de consenso político a nivel federal sobre reformas ambiciosas podría obstaculizar los avances en la reconstitución de los colchones fiscales y prolongar el deterioro constante de las finanzas públicas desde la pandemia. En comparación con el programa indicativo de estabilidad del gobierno, proyectamos una brecha de consolidación fiscal que crecerá del 1% del PIB en 2025 al 3% del PIB en 2027, en línea con el FMI. 

Los retos fiscales del Estado serán aún más agudos a medida que aumenten los costes derivados del envejecimiento de la población del país. Bélgica tendrá uno de los costes de envejecimiento más elevados en 2035 (28% del PIB en 2035), por debajo de Francia (29%, el más alto de la UE) pero por encima de España (26%).

…aumentando el riesgo de entrar en un procedimiento de déficit excesivo

En el supuesto de que no se modifiquen las políticas y persistan los déficits elevados, es probable que Bélgica entre en un procedimiento de déficit excesivo en virtud del marco fiscal de la UE. Una mayor vigilancia podría incentivar al ejecutivo federal a reducir los déficits fiscales con arreglo a las normas revisadas de la UE, siempre que el gobierno alcance un consenso político para recortar el gasto. 

La bajada de la inflación, prevista en el 2,2% en 2025, frente al 3,9% en 2024, podría aliviar la presión sobre los déficits públicos relacionados con las pensiones indexadas a la inflación y las prestaciones sociales del país, especialmente si se complementa con la supresión completa de las subvenciones relacionadas con la energía.

Los puntos fuertes crediticios de la economía siguen siendo su riqueza y diversificación, su favorable perfil de deuda y su sólida posición exterior  

A pesar de los importantes retos fiscales recogidos a través de la Perspectiva Negativa asignada en septiembre de 2023, las calificaciones crediticias de Bélgica están respaldadas por un elevado PIB per cápita (62.500 euros en términos de poder adquisitivo), que se encuentra entre los mayores de la UE, y una economía rica y diversificada. Esperamos un crecimiento medio del PIB real del 1,3% entre 2024 y 2029, en línea con el potencial de crecimiento del país. 

 Bélgica también tiene un sólido perfil de deuda pública, con una elevada duración media de la cartera de deuda pública (10,8 años), lo que proporciona un colchón frente a tipos de interés más altos y un posible cambio en el sentimiento del mercado. Bélgica seguirá beneficiándose de un aumento muy gradual de los pagos netos de intereses, que se prevé superen el 2% del PIB sólo en 2027, frente al 2,7% del Reino Unido y Francia, y el 2,8% de España. Del mismo modo, la competitividad internacional del país se ha traducido en una posición de inversión internacional neta positiva, mientras que su pertenencia a la zona del euro apoya la fuerte resistencia de la economía frente a los choques externos.