El final de año resultó difícil para la Eurozona, pero la rentabilidad a 12 meses sigue siendo positiva

Michele Morganti

Michele Morganti (Generali AM) | Contemplando la información de 45 empresas estadounidenses que comunicaron sus datos, el crecimiento de los beneficios (BPA, interanual) para el S&P 500 es negativo en un 4%; el de las ventas es positivo en un 5%. Ambos se sitúan por debajo del tercer trimestre, lo que revela cierta compresión en los márgenes y en la tendencia de crecimiento. La buena noticia es que la sorpresa frente a las expectativas es positiva en un 7% y el resultado de la mediana de valores muestra un mayor crecimiento del +4,8%.

El consenso en Estados Unidos espera un crecimiento del beneficio por acción (BPA) del último trimestre de 2023 del +4,5% (-7% para la UE), a lo que añadimos una posible sorpresa positiva moderada, ya que, debido a las negativas orientaciones de las empresas y a las débiles sorpresas macroeconómicas, las previsiones de crecimiento para el cuarto trimestre ya se han reducido significativamente desde el +11% interanual de septiembre (UE: del -3% al -7%). El consenso considera que el crecimiento del BPA de Estados Unidos se recuperará a partir del cuarto trimestre del 2023 y alcanzará hasta 2025. El de la UE debería seguir siendo negativo en el primer trimestre de 2024 (-8% interanual) y luego recuperarse también. En conjunto, estamos de acuerdo con este impulso, aunque nos mantenemos por debajo del consenso en 2024 y 2025 en un 3% y un 4,5%, respectivamente, en ambos países. 

En el caso de Estados Unidos, nuestros modelos ven un crecimiento del BPA del 5,5% y del 11%, mientras que para la UEM del 2% y del 8%. En el caso de la UEM, la recuperación de la confianza de los consumidores, el bajo desempleo, el elevado crecimiento de los salarios y unas condiciones financieras menos negativas deberían contribuir a ello. Vemos rentabilidades decentes a 12 meses, superiores para la UEM (expansión del PE más +4,5% de rendimiento del efectivo) frente a Estados Unidos, con un mayor grado de incertidumbre para la primera. A corto plazo, somos más cautos con la renta variable debido a un mercado sobrecomprado, un posicionamiento superior a la media y un impulso macroeconómico más débil.