Mutuactivos | Más de 4.000 millones de pasajeros volarán en los próximos 12 meses. La venta de billetes está a punto ya de superar los niveles anteriores a la pandemia. En total, la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) espera que los ingresos de este sector superen los 813.000 millones de dólares en 2023. La demanda es tan grande que no solo se está incrementando el número de pasajeros, sino también el importe de los billetes. En Europa, sin ir más lejos, los precios se han incrementado cerca de un 30% en lo que llevamos de año. De hecho, en términos de ingresos, la recuperación en Estados Unidos y Europa es muy notable. En lo que respecta a las aerolíneas, este año se batirán todos los registros históricos de facturación.
Las previsiones de cara al futuro son aún mejores. Por ejemplo, IATA espera que para mediados de siglo haya al menos 10.000 millones de pasajeros cada año. Todo el mundo quiere viajar. Y lo cierto es que, tras unos años terriblemente malos, los aviones vuelven a estar prácticamente llenos. Durante la pandemia la mayor parte de la industria aérea estuvo a punto de sucumbir, pero ahora las cosas han cambiado.
La demanda no deja de crecer, aunque, como contrapeso, nos encontramos con un doble problema: la escasez de aviones y de pilotos. Las previsiones de Boeing, por ejemplo, apuntan a que la flota mundial se tendrá que duplicar en menos de 20 años. Es decir, que serán necesarias más de 20.000 aeronaves adicionales en los próximos 15, 17 ó 20 años.
Respecto a los pilotos, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos advierte de que la mitad de todos los pilotos con licencia para volar aviones comerciales se jubilarán en los próximos 15 años. En compañías como American Airlines un tercio de sus 15.000 pilotos se jubilarán en los próximos 7 años. Y es que, a diferencia de otras profesiones, al cumplir los 65 años los pilotos están obligados a jubilarse.
Precisamente por eso, tan solo en Estados Unidos se calcula que harán falta cerca de 15.000 pilotos nuevos cada año, durante al menos la próxima década. Y entrenar a un piloto no es algo precisamente rápido ni barato.
El debate está, por tanto, servido: ¿Se podrá cubrir la creciente demanda con un número suficiente de pilotos y aviones en los próximos años? ¿Qué le deparará a este sector? ¿Continuará en plena efervescencia? ¿Quiénes serán los mayores beneficiados?