¿Invertiría usted en un fondo, en un ETF o en un plan de pensiones en criptos?

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | He repetido varias veces que nunca invertiría en un fondo de inversión que incluyera en su cartera cripto seudo-monedas (porque ya saben que las cripto ni son divisas ni son monedas). Mucho menos lo haría si el instrumento que apostara por las cripto fuera un plan de pensiones. ¡Demasiadas incertidumbres hay en el futuro económico como para confiar la jubilación a un cripto-plan! Por fortuna, la normativa no permite que la inversión colectiva juguetee con las criptos. Pero hay entidades que sí están intentando introducir esta calderilla virtual en otro instrumento de inversión colectiva: los ETF o fondos de inversión cotizados.

No suelo escribir sobre los ETF (Exchange-Traded Funds) porque, al ser instrumentos cotizados en Bolsa y dotados, por tanto, de liquidez inmediata, me parecen más parecidos a las acciones que a los fondos de inversión. Cierto que también invierten colectivamente y que se especializan por sectores, mercados, temas, etc. Pero parecen obviamente diseñados para operativas más bien de corto plazo, entre otras cosas porque, además, carecen de las ventajas fiscales de los fondos de inversión.

Sin embargo, los ETF son también fondos. Y se están convirtiendo en los primeros productos de inversión colectiva en los que algunas entidades están intentando introducir las cripto. Y los reguladores de los mercados ya se están enfrentando a la disyuntiva de aprobar o no la existencia de ETF en bitcoin o en otras supuestas monedas virtuales.

El primer regulador que se plantea este tema es, como no podía ser de otra manera, la SEC (la CNMV estadounidense), que a mediados de julio inició un procedimiento para debatir si debía aprobar o no un ETF sobre bitcoin de la entidad WisdomTree. Este procedimiento, común a muchos otros reguladores, consiste, entre otras cosas, en recabar comentarios del público y de las entidades financieras sobre si ese fondo cotizado en bitcoins será o no seguro para los inversores. Como tanto la recepción de estos comentarios como de sus correspondientes refutaciones conlleva unos determinados plazos legales, la decisión de la SEC supone, de facto, un frenazo al menos teórico al citado ETF, ya que el veredicto final probablemente no se produzca hasta el otoño. Y lo más probable es que sea un veto a este producto, ya que numerosos expertos lo consideran poco seguro, entre otras cosas por la extrema volatilidad del bitcoin y de las cripto en general.

De hecho, la SEC ya está vigilando a más de una docena instrumentos similares que ya están circulando en el mercado bajo distintas fórmulas cuya legalidad no está ni mucho menos clara ni establecida oficialmente.

Las reticencias de la SEC se deben no sólo a la volatilidad de las cripto, sino al hecho de que están siendo ampliamente utilizadas en actividades fraudulentas. Una inquietud que comparten los reguladores a este lado del Atlántico: el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, alertó a finales de junio –durante un seminario de la Asociación de Periodistas de Información Económica, APIE–  sobre el repunte en las reclamaciones por fraude financiero durante los últimos meses, lo que ha llevado a que la Audiencia Nacional admita demandas por valor de 800 millones de euros en lo que va de año. Y la mayor parte de estos fraudes están relacionados con criptoactivos comercializados por entidades no autorizadas para operar con inversores.

Según Buenaventura, la solución radica no sólo en un aumento de la cultura financiera de los inversores, para que no se dejen atraer por las recientes espectaculares subidas de algunas criptos, sino también en un mayor control de las entidades irregulares, a las que también vigila el Banco de España.

Y a las que, por cierto, también vigilará en breve la futura Autoridad Europea contra el Blanqueo de Capitales (AMLA por sus siglas en inglés), una nueva agencia que acaba de proponer la Comisión Europea. Entre las funciones de la AMLA estaría la vigilancia de actividades transfronterizas de entidades que escapan ahora al control de los reguladores nacionales, así como poner un especial foco en el hecho de que las criptomonedas se han convertido en uno de los instrumentos favoritos de los delincuentes internacionales para mover y camuflar sus enormes sumas de dinero negro. Cuando persiste en Europa el debate entre “halcones” y “palomas” sobre el control de los déficits presupuestarios y del reparto de los masivos fondos de recuperación postcovid, conviene recordar que en Europa se mueven cada año unos 130.000 millones de euros en dinero negro, cantidad equivalente al presupuesto de la propia Unión Europea. Controlar y frenar esos flujos tóxicos sería, sin duda, una buena medida no sólo para combatir a la gran delincuencia internacional (tan aficionada últimamente a las cripto), sino también de ayudar a mejorar los ingresos fiscales de los Estados.

Tanto el posible freno de la SEC a los ETF en criptos como las nuevas medidas de control comunitario al tráfico de dinero negro pretenden evitar que las monedas virtuales infecten el mercado financiero e incluso contaminen a productos de inversión colectiva, como los citados ETF, los fondos de inversión o los planes de pensiones, que son hoy día instrumentos imprescindibles para que los inversores particulares accedan de un modo seguro a los mercados financieros.

Quien quiera arriesgarse a jugar con las critpo o a lavar dinero con ellas, que se tire solo a la piscina y asuma las consecuencias, pero que no pueda recurrir a instrumentos legales de inversión colectiva en los que se embarcan inversores que no quieren jugar a nada ni, por supuesto, tienen capitales sucios que blanquear.