La caída del PIB en Europa podría anticipar una nueva contracción en el último trimestre del año, lo que podría situar a la zona euro en una recesión técnica

Portocolom AV | Mientras seguimos a la espera de ver cómo se desarrolla la invasión de Gaza por parte de Israel y su impacto en los mercados, esta semana vuelven a ser claves tanto la publicación de datos macro a nivel global, así como las reuniones que van a mantener los bancos centrales en cuanto a decisiones de tipos de interés, que sin duda serán muy importantes para el futuro a corto plazo de la economía mundial. 

El pasado viernes el deflactor de consumo privado americano (PCE) continuó moderándose, en línea con lo esperado con el consenso. El indicador de precios de referencia para la Reserva Federal cayó una décima en su tasa interanual al 3,4% desde el 3,5% anterior. En cuanto a la inflación subyacente, también ha caído una décima hasta situarse en el 3,7%. Sin embargo, en términos mensuales ha habido un incremento de los precios. La tasa general se ha acelerado en un 0,4% respecto al mes anterior, mientras que la subyacente lo ha hecho en un 0,3%. Por lo tanto, aunque son buenas noticias si comparamos estos niveles con los de hace unos meses, todavía estamos lejos del objetivo de la FED de acercarse al 2% y los riesgos de una segunda vuelta con incrementos de nuevo en los precios de los bienes y servicios son latentes.

Esta semana la Fed y el Banco de Inglaterra tomarán decisiones sobre tipos, y todo parece indicar que además de mantenerlos inalterados, sus discursos se verán suavizados. En Estado Unidos el viernes tendremos el dato del empleo americano, con la creación de empleo en octubre casi a la mitad que en septiembre y una tasa de paro esperada del 3,8%. Por último, seguiremos conociendo los resultados empresariales del tercer trimestre, donde en el índice americano S&P 500, con 245 compañías publicadas hasta el momento que han presentado un beneficio por acción (BPA) medio que mejora hasta el 2,1% vs el -0,7% esperado.

En Europa, se publicaron el martes los datos de inflación y PIB para la eurozona del tercer trimestre. La tasa de inflación en la zona del euro disminuyó al 2,9% interanual en octubre de 2023, según una estimación preliminar, alcanzando su nivel más bajo desde julio de 2021. El dato ha salido por debajo de lo previsto (3,1%), retrocediendo además en una cuantía importante respecto al dato del mes anterior que se situó en 4,3%. Además, el PIB cayó un 0,1% respecto al trimestre anterior. Pero el crecimiento en Europa es heterogéneo, pues antes de conocer estos datos agregados, el lunes ya se habían hecho públicos los datos del PIB del último trimestre para algunos países. Alemania y Austria experimentaron caídas del -0,1% y -0,6%, respectivamente, mientras que Bélgica y Españaregistraron un crecimiento sólido, con un 0,5% y un 0,3% respectivamente. Es importante destacar que Alemania, como el motor industrial de Europa, no ha logrado recuperarse por completo desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia. De hecho, solo ha experimentado crecimiento en 2 de los últimos 6 trimestres.

La caída del PIB en la eurozona podría anticipar una nueva contracción en el último trimestre del año, lo que podría situar a la zona euro en una recesión técnica. La evolución económica en Europa continúa siendo un tema de preocupación. Las altas tasas de interés están endureciendo las condiciones financieras, con los rendimientos de los bonos soberanos ofreciendo una rentabilidad atractiva, pero que difícilmente puede mantenerse en el tiempo, lo que añade un coste excesivo a los presupuestos nacionales. Si consideramos que aún no se ha sentido por completo el efecto de la subida de tipos no es descartable que a principios del próximo año el mercado comience a demandar una reducción de tasas, más aún, ahora que los niveles de inflación se están acercando al objetivo propuesto por el BCE del 2%. Esto podría aliviar la presión sobre los bonos y tener un efecto positivo en el mercado de renta fija, que ha estado en tendencia bajista durante los últimos dos años.

Las bolsas a nivel global han seguido teniendo un comportamiento negativo por segunda semana consecutiva, y pierden una buena parte del terreno que habían ganado a lo largo del año. Aunque en las dos últimas sesiones tratan de darse la vuelta, índices como el MSCI World, que llegó a acumular una subida del 18% a finales del mes de julio, sube ahora solo un 6%, mientras que el S&P 500, que en máximos llegaba a marcar un +19,5%, cerraba ayer con un acumulado anual de +8,4%.

En renta fija, las rentabilidades de los bonos a largo plazo parecen haber tocado techo, al menos por el momento, tras 6 meses de subida continuada. El bono americano a 10 años hacía máximos a mediados de octubre en una rentabilidad del 5%, y retrocede ahora hasta el 4,86%. Por su parte, el bono alemán a 10 años (Bund), se ha relajado un tanto has el 2,78%, después de haber llegado a superar el 3% hace unos días.

La semana pasada el precio del oro volvió a superar los 2.000 dólares la onza, reflejando para 2023 una revalorización cercana al 10%. El oro es uno de los llamados “activos refugio”, por ello, en momentos de incertidumbre en los mercados suele sufrir importantes revalorizaciones. Su máximo histórico, 2.075 USD, lo alcanzó durante el verano de 2020 en plena pandemia del Covid. Tras la invasión de Ucrania, en marzo de 2022 alcanzó los 2.070 dólares. Y ahora, desde el inicio del conflicto en Oriente Medio a principios de octubre, su precio ha subido más de un 9% en menos de un mes, desde niveles de 1.835 USD. Para algunos analistas, esta revalorización podría detenerse en estos niveles, debido a que el aumento de los tipos de interés reduce su atractivo.