Los bancos centrales caminan por una delgada línea en territorio desconocido

Bert Flossbach (Flossbach von Storch) | Parece que los bancos centrales ya se han dado cuenta de que es improbable que se produzca un cambio en los tipos de interés verdaderamente digno. El daño colateral sería demasiado grande. Un aumento significativo de los tipos de interés provocaría el colapso de los precios del sector inmobiliario, los bonos y las acciones, pondría en riesgo la solvencia empresarial y gubernamental y, en última instancia, sacudiría todo el sistema bancario. Ningún banquero central quiere arriesgarse a eso. Dado que no hay registros históricos de tipos de interés tan bajos, por no hablar de tipos negativos, los bancos centrales caminan por una delgada línea en territorio desconocido. Quieren evitar una caída del mercado financiero sin arriesgarse a perder la confianza en el valor del dinero.

Sin la ayuda del gobierno y el dinero barato, es evidente que no hubiéramos visto a la economía volver a encarrilarse y acelerarse de nuevo tan rápidamente. Sin embargo, una vez que la economía vuelva a la normalidad, debería poder continuar por sí sola sin estímulos fiscales. Pero este tipo de gasto deficitario “profiláctico” parece ser políticamente oportunista mientras persista la más mínima duda. Esto también se aplica a los países europeos, donde es muy poco probable que los déficits vuelvan a caer en los próximos años por debajo del máximo del tres por ciento exigido por el Tratado de Maastricht.

Para evitar que estos grandes déficits se conviertan en una carga demasiado pesada para el tesoro público, los bancos centrales deben ayudar a los gobiernos proporcionando dinero barato. La política fiscal proporciona la leña para mantener vivo el fuego económico, mientras que los bancos centrales suministran el oxígeno. La cantidad ofrecida en la eurozona fue limitada. El programa de compras original del BCE, el Programa de Compras del Sector Público (PSPP), por ejemplo, se limitó al 33% de los bonos públicos admisibles de un país de la zona euro. Sin embargo, este límite superior se eliminó efectivamente cuando el BCE implementó su Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP) y, según nuestras estimaciones, ya se ha superado en algunos países.