Por qué decimos que es el peor año de la historia para los mercados

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Víctor Alvargonzález  (Nextep Finance) | No es que pensemos que es el peor año para la historia de los mercados: es que lo es. Los datos así lo confirman. Y ponen en valor aquella gestión o asesoramiento que haya conseguido reducir el impacto de una situación que, como vemos en la tabla, es totalmente inusual y dramática.

Para empezar, nunca hemos visto todos los activos de inversión en rojo y solo dos en verde, de los cuales uno ha sido dejar el dinero en la cuenta corriente (“US Cash”) y el otro, las materias primas, el activo que había tenido la evolución menos brillante en la última década.

En Europa el rendimiento del dinero en cuenta o en fondos monetarios ha sido cero o negativo, pero desde luego siempre mejor que haberlo tenido en bonos o fondos de renta fija de medio y largo plazo, que han tenido la mayor caída de su historia. 

Hablando de bonos: nunca habíamos visto una caída del 31,5% en la deuda USA de largo plazo (“Long Term Treasuries”) o en fondos que invirtieran en los mismos. O del 18% en fondos de empresas de grado de inversión, es decir, fondos que invierten en renta fija corporativa de buena calidad crediticia (“Investment grade bonds”). 

Y si cogemos una media total de los bonos en Estados Unidos (“US Total bond market”), han perdido un 13% en lo que va de año, algo totalmente inaudito. Que coincide, por cierto, con lo que han perdido los fondos europeos de renta fija de medio y largo plazo. Este año no se salva nadie.

Buscar refugio en el oro tampoco ha servido de mucho, puesto que ha llegado a caer un 10 % y solo muy recientemente ha reducido su pérdida al 4,8%.

La bolsa (renta variable) tampoco se ha librado del desastre, aunque lo ha hecho bastante mejor en términos relativos que la renta fija. Una caída del 15% en las grandes compañías norteamericanas (“US Large Caps”) —similar a la evolución que ha tenido el Eurostoxx 50— no es históricamente una caída tan importante (aunque sí en relación a los últimos 10 años, periodo que cubre la tabla), pero es bastante más que una simple corrección.

También es importante analizar años como este y compararlos con un periodo amplio de tiempo, para ser muy consciente de los riesgos y beneficios que puede implicar cada tipo de activo. Ayudará a que, cuando rellenemos cuestionarios de perfiles de inversión, lo hagamos sabiendo a qué nos exponemos, qué riesgos tomamos y que podemos ganar o perder.

Pero la información de la tabla también tiene valor de cara al futuro. Porque, como pueden comprobar en la propia tabla, no es nada extraño que después de un mal año venga uno bueno. En 2023 no se recuperarán todos los activos, y los que se recuperen no lo harán por igual, pero seguro que algunos de los que aparecen en la tabla ganarán mucho el año que viene. Lo importante obviamente será detectar cuáles. Pero ese es nuestro trabajo.

Para acabar, otra enseñanza que no se debe olvidar nunca: cuando un activo entra en fase “casino”, mejor abstenerse de invertir. Y más si va acompañada de anuncios protagonizados por estrellas del deporte o del cine y todo tipo de publicidad llamativa. Y no les quiero decir si se utilizan doblones de oro como forma de captar la atención y dar sensación de seguridad.