Hans-Jörg Naumer (Allianz GI) | Están surgiendo signos visibles de divergencia en los ciclos económicos, las tendencias de los beneficios empresariales y las políticas monetarias de los bancos centrales.
Crecimiento económico: Los indicadores económicos globales apuntan a un crecimiento moderado, aunque con ritmos muy diferentes según la región. En Estados Unidos, la expansión económica sigue acelerándose gracias a varios factores como, por ejemplo: el crecimiento de los beneficios empresariales se mantiene positivo, el mercado laboral sigue siendo sólido (aunque algo más débil que en los últimos trimestres), las compañías mantienen un endeudamiento controlado, lo que les permite seguir invirtiendo y, además, los recientes recortes de tipos han mejorado las condiciones de financiación. En la zona euro, en cambio, el crecimiento sigue siendo bastante limitado
Alemania y Francia, las dos mayores economías de la región, se enfrentan a desafíos estructurales, cíclicos y políticos que limitan su impulso económico. Alemania, en concreto, podría encadenar otro año de recesión: las perspectivas del consenso del mercado señalan a un crecimiento muy débil, con riesgo de revisión a la baja. La producción industrial se sitúa muy por debajo de su tendencia a largo plazo, y no hay señales de que la divergencia entre ambas orillas del Atlántico vaya a reducirse.
Por otro lado, aunque la inflación se moderó tras el alza de los precios provocada por la invasión rusa de Ucrania, los factores estructurales que la impulsan siguen estando presentes. Entre ellos destacan las tendencias demográficas, especialmente en los países desarrollados, el impacto de la expansión monetaria de los últimos años, la transición hacia una economía net zero y las políticas arancelarias de Trump.
Las tendencias cíclicas de los precios han sido favorables recientemente, pero los factores estructurales apuntan en otra dirección. Los aranceles anunciados por Trump, su principal herramienta de política económica, ejercerán presión sobre la inflación. En las próximas semanas se conocerán más detalles sobre sus próximas decisiones, más allá de los aranceles ya aplicados a Canadá, México y China. A este proteccionismo comercial se suman el creciente déficit federal y la deportación masiva de inmigrantes, lo que reducirá la oferta laboral y, probablemente, aumentará los salarios.
Política monetaria: Los bancos centrales de todo el mundo siguen, en su mayoría, con políticas de flexibilización monetaria, aunque ya se puede observar cierta divergencia entre ellos (véase el gráfico). Recientemente, el Banco Central Europeo (BCE) recortó en otro punto sus tipos de interés, mientras que la Reserva Federal (Fed) ha decidido no llevar a cabo más ajustes, al menos de momento. El BCE considera que cualquier recorte adicional debe estar condicionado por los datos económicos, las expectativas de inflación, las tendencias subyacentes de los precios y el impacto de su política monetaria. En este contexto, parece probable que el BCE siga reduciendo los tipos en la zona euro, probablemente hasta el 2% o incluso algo por debajo, para el tercer trimestre de 2025. En EE.UU., es posible que también se reduzcan, aunque de forma más moderada que en la zona euro.
Beneficios empresariales: Como suele ser habitual, el seguimiento de los beneficios empresariales suele ser más común en EE.UU. que en Europa. Sin embargo, también aquí se observa cierta divergencia. En lo que respecta a las empresas del S&P 500, el 75% de ellas han superado las expectativas, con resultados positivos en casi todos los sectores, aunque en mayor o menor medida. En cambio, la proporción de empresas europeas del STOXX 600 que han batido las previsiones ha sido mucho menor.
De cara al futuro, las expectativas para las empresas estadounidenses son especialmente favorables, lo que las hace vulnerables a una interrupción anticipada del ciclo de recortes de tipos por parte de la Fed, algo que no se puede descartar del todo. Además, dentro del mercado bursátil estadounidense, también se observan divergencias, ya que las empresas tecnológicas están impulsando las previsiones de beneficios para los próximos 3 a 5 años. Sin embargo, una de las principales diferencias podría encontrarse entre EE. UU. y China. Durante mucho tiempo, las empresas estadounidenses han liderado la carrera por dominar la inteligencia artificial (IA). El gobierno de EE.UU. ve el liderazgo en IA como una ventaja importante a nivel global y ha intentado limitar el acceso de China a procesadores más avanzados. Pero ahora, la compañía china DeepSeek podría cambiar las reglas del juego. La nueva etapa de esta batalla tecnológica ya ha comenzado. Solo una semana antes del lanzamiento de DeepSeek, el presidente de EE. UU., Donald Trump, presentó el Proyecto Stargate, con una promesa de inversión de hasta 500.000 millonesde dólares en los próximos cuatro años.
En un momento dado, DeepSeek causó una convergencia momentánea en los precios de las acciones, lo que generó inestabilidad en el mercado, especialmente entre las “Siete Magníficas”. Con todas las divergencias que existen, esto podría ser un indicio de un regreso a una mayor volatilidad.
Espero que el comportamiento de este mercado se encamine hacia un crecimiento positivo.