¿Volver a los fondos chinos? ¿Está seguro de qué lado del mundo quiere poner su dinero?

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | ¿Invertiría usted en un país socio de los talibanes… como China? Les hacía a los inversores esa pregunta hace casi un año, el 20 de agosto de 2021, poco después de que se conociera el incremento de las relaciones entre Pekín y el régimen medieval que se había vuelto a adueñar de Afganistán tras la vergonzosa retirada occidental. Ahora, cuando de nuevo aparecen recomendaciones de invertir en fondos especializados en renta variable o renta fija china, procede hacerse una pregunta similar: ¿Está usted seguro de poner su dinero en ese país que la OTAN acaba de calificar como su mayor desafío estratégico para los próximos tiempos?

Lo de invertir tapándose la nariz es habitual. Incluso aunque ahora se venda la sigla ASG (los famosos criterios ambientales, sociales y de buen gobierno) como etiqueta imprescindible para validar socialmente cualquier inversión. Pero, con frecuencia, el dinero sólo busca rentabilidad, sin importarle dónde conseguirla. Igual que los Estados. Vemos ahora cómo la mayor economía de Europa, la locomotora de la Unión, la gran generadora de excedentes tanto presupuestarios como comerciales, la jueza capaz de dictar la austeridad y las normas fiscales a los manirrotos del sur, la gran reserva europea del rigor y la seriedad, la imbatible Alemania, está de rodillas ante un tirano, Putin, y ante un país cuyo PIB será al final de este año al menos un 20 por ciento inferior al español. ¿Por qué? Porque durante años, a la gran líder Merkel –y a los muchos halcones liberales que han apoyado sus políticas económicas– no le ha importado en absoluto entregar su autonomía energética a dos gasoductos procedentes de la podrida (económica y políticamente) Rusia, un país saqueado por Putin y sus cuarenta (o más) ladrones oligarcas que acumulan fuera de sus fronteras una suma quizás mayor que el magro PIB de su propia nación.

¡Qué listos los alemanes! ¡Qué bien hicieron, como Estado, como líderes de la Unión Europea y como estructura empresarial, en volcar sus inversiones en tubos para traer gas de Rusia, al tiempo que se las daban de ecologistas al cerrar de golpe las nucleares y el carbón, al que ahora, por cierto, deben recurrir de nuevo con la apertura de 16 térmicas alimentadas por este combustible! ¿Es qué ninguna de esas brillantes cabezas teutonas sabía quién era de verdad y qué hacía de verdad Putin, pese a todas esas noticias de persecución (e incluso asesinato) de los opositores rusos, de presiones sobre sus vecinos o incluso de conquistas militares de territorios de otros países, como cuando el Kremlin arrebató Crimea a Ucrania hace apenas seis años, en 2014, mientras Alemania seguía desarrollando no sólo en gran gasoducto Nord Stream Uno sino también su réplica Nord Stream Dos, los mismos por los que ahora está a punto de dejar de fluir definitivamente el gas ruso?

Cada vez que, a lo largo de los últimos años, alguien me preguntaba por qué había que diversificar en fondos y no ponerlo todo en lo aparentemente más rentable a medio y largo plazo, la renta variable, mi respuesta siempre era un comentario en apariencia chistoso: “La Bolsa es lo más rentable a medio y largo plazo, pero hay que tener también otras cosas, porque el día que se tire un pedo Putin…”. Disculpen lo chabacano de la expresión, pero creo que no era la única persona del mundo que desconfiaba de este sujeto disfuncional (como su gran amigo Trump), exKGB, elevado al poder por los oligarcas a los que luego puso a su servicio (y el que no aceptó someterse acabó muerto, en la cárcel o fugado), dispuesto desde el principio a convertir Rusia en su finca privada, a saquear sus riquezas (se le considera el sujeto más rico del mundo), a someter a su población en el más puro estilo zarista/estalinista, a volver al nacional populismo más rancio con el que, además, contaminaba al resto del mundo (con sus apoyos al trumpismo, a Orban, a regímenes africanos que paguen por sus mercenarios de la Wagner, a todas las extremas derechas/izquierdas de Europa, al independentismo catalán tardo-carlista…). Pero, claro, Putin tenía mucho gas y petróleo ahí mismo, en las fronteras de Europa. ¿Que de vez en cuando se cargaba a un opositor, infectaba con mentiras las redes para condicionar el voto en Occidente o conquistaba una península? Poco importaba. El gas abundante y barato llegaba con facilidad a la Europa adicta a los combustibles fósiles… hasta que Putin decidió cerrar el grifo.

Visto lo visto con Rusia, ¿se fían ustedes de un gobierno ultracapitalista/comunista, de partido único, sin oposición alguna, que se está zampando las libertades de Hong Kong sin pestañear, que está colonizando África y Latinomérica sin importarle gran cosa a qué régimen someter/corromper con su dinero, que reprime a su población, a sus territorios y a sus minorías, que marca sus propias reglas monetarias y maneja su divisa como quiere, que regula a sus empresas, cotizadas o no, como le da la gana, y en el que la élite dirigente, tanto en lo político como en lo económico, surge de ese inmenso Partido Comunista (e, insisto, único en el país) que tiene más miembros, noventa millones, que la población de Alemania, y en el que tardas diez años en ser admitido pero, una vez que entras, tienes garantizado tu futuro como alevín de líder político/oligarca económico? Todo esto, en un país que se ha propuesto como gran objetivo estatal alcanzar la autosuficiencia tecnológica en 2035, maximizar su apuesta en inteligencia artificial (una disruptiva tecnología de gran impacto en temas de seguridad estratégica y militar) y convertirse en el líder mundial no sólo en términos de PIB, sino en términos de… TODO.

Pekín parece ahora dispuesto a abandonar poco a poco su contraproducente política de covid cero que llegó a paralizar durante dos meses el mayor puerto del mundo (Shanghái), e incluso está relajando sus políticas monetarias y sus controles sobre las cotizadas para estimular la inversión, que de hecho crece desde los grandes fondos internacionales… “China vuelve” es el mensaje y la recomendación para los inversores en fondos. Pero yo no me fío de China, como nunca me fié de Putin. Así que ustedes verán. Si las recientes recomendaciones de volver a invertir en fondos especializados en China les convencen, ya saben de qué lado del mundo están poniendo su dinero.