El Congreso de EEUU aprobó un nuevo paquete fiscal

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Santander | Además de la esperanza de acuerdo de paz y unas valoraciones mucho más atractivas tras varias jornadas de desplomes, la música fiscal también colaboraba con el rally de los mercados ayer. El congreso de EEUU lograba finalmente pasar el esperado paquete fiscal de $1,5trn y, en Europa, se espera que la cumbre de emergencia de Jefes de Estado ofrezca más luz a nuevas iniciativas fiscales. Sobre todo tras los numerosos rumores de esta semana (Bloomberg) de que la UE estaría preparando una emisión “de escala masiva” de deuda para financiar el gasto en defensa y energía. Y que el plan se presentaría durante el Consejo Europeo de hoy y mañana en Versalles. Aunque los rumores sobre algo parecido a un NGEU 2.0 siguen creciendo y apoyando el buen tono del crédito periférico (sobre todo italiano), de momento el VP de la Comisión para el “European Green Deal” afirmó el martes que no hay planes de emisión de deuda conjunta para financiar gasto en defensa y energía.

¿Más empuje fiscal, menos monetario? El dilema de los bancos centrales no es menor con el IPC de EEUU de febrero que se publica hoy acercándose al 8% (7,9%e a/a, 7,5%p) y el europeo en el 5,8%. Y sin señales de ralentización ante el salto en los precios de las commodities en general y de la energía en particular, y ante los nuevos cuellos de botella que causan la situación en Ucrania y las sanciones. La esperanza llegaba ayer por el lado del precio de las commodities que se desplomaban (con el Brent y gas liderando, -13%/-27%) después de que Alemania reiterara su posición contraria a sancionar las importaciones de energía rusa. Y también tras las sugerencias de los EAU sobre su disposición a discutir con la OPEP el aumentar los niveles de producción. Entretanto, las conversaciones a dos bandas con Irán y Venezuela siguen avanzando mientras EEUU presiona a su industria shale para que considere aumentar la producción. Con todo, y con independencia de lo que pueda anunciar el Consejo Europeo hoy, nuestros economistas esperan que el BCE opte por mostrar mucha más flexibilidad, tanto en el proceso de tapering como a la hora de afrontar las primeras subidas de tipos. De este modo, el BCE podría descartar el ritmo pre-establecido de tapering de 40-30-20 para el APP y modificar el forward guidance retirando la palabra “shortly” del comunicado en el que afirmaba que no subiría tipos hasta poco antes (“shortly before”) de terminar con el programa de QE. Cualquier referencia a nuevas herramientas para afrontar esta nueva crisis y guiños a la opción de más liquidez para la banca para hacer frente a un hipotético efecto contagio (¿TLTROs a condiciones menos ventajosas?) sin duda serían bien recibidas por el mercado de crédito en general y el periférico en particular.