Intermoney | La demanda de trabajadores en EEUU se muestra fuerte. En febrero, el número de puestos de trabajo disponibles de acuerdo con la encuesta JOLTS ascendió a casi 7,4 millones y, hoy, el consenso de mercado proyecta que dicha cifra aumente hasta 7,5 millones en marzo; valor que debería ser todavía mayor en abril y mayo a medida que la actividad se normaliza en EEUU, especialmente, en el ámbito de la hostelería y el ocio.
El problema real en EEUU radica en que la demanda de trabajo choca con varios grandes obstáculos desde la perspectiva de la oferta, tales como: el desincentivo del mantenimiento de un pago extraordinario por desempleo de 300$ semanales hasta el 6 de septiembre, las dificultades que algunos adultos todavía enfrentan para encontrar quien cuide de sus hijos (restricciones guarderías, colegios…), el hecho de que algunos estadounidenses han decidido buscar opciones más allá de los empleos en los sectores más afectados por la crisis sanitaria (y que ahora demandan más empleo) y las limitaciones de oferta emanadas de la cualificación exigida en ciertos puestos de trabajo.
En conjunto, se dan una serie de limitaciones de la oferta de trabajo que se resumen bien en el siguiente dato: el 44% de las pequeñas empresas estadounidenses tuvo problemas en abril para cubrir las vacantes en sus plantillas. En esta línea, el presidente de la Fed de Richmond, Thomas Barkin, interpretaba a la perfección lo que está sucediendo: “No creo que el lado de la demanda (de trabajo) sea nuestro problema. Es el lado de la oferta”. Un discurso en el que se incidía desde la Cámara de Comercio de EEUU, pues sus responsables apuntaban: “El decepcionante informe de empleo deja claro que pagar a las personas para que no trabajen está frenando lo que debería ser un mercado laboral más sólido” y “Según el análisis de la Cámara, el pago de 300 $ da como resultado que, aproximadamente, uno de cada cuatro beneficiarios cobre más estando en casa desempleado de lo que ganaba trabajando”.
También cabe incidir en la gran implicación de haber asistido a uno dato peor de lo esperado en términos de empleo en EEUU: la reafirmación de la estrategia de salida extremadamente prudente por parte de la Fed. En el párrafo anterior, apuntábamos que uno de sus miembros, el presidente del distrito de Richmond, realizaba una lectura muy adecuada de la situación del empleo estadounidense y este hecho se puede extrapolar al conjunto de los integrantes de la Reserva Federal, si bien la gran cuestión radica en que, aunque el motivo del mal dato sea tranquilizador, la autoridad monetaria de EEUU quiere y necesita que se den mejoras tangibles en los datos de empleo antes de dar cualquier paso decisivo.