El BCE más «hawkish»: el banco central lanza el anzuelo y deja que el mercado le haga el trabajo sucio

BCE_Lagarde_diciembre_2021

Intermoney | El jueves, el BCE volvía a subir los tipos de interés en su encuentro de política monetaria, aunque lo hacía a un menor ritmo que en anteriores ocasiones: el incremento era de 50 p.b., hasta el 2,5 %, situándose en niveles de diciembre 2008. Se trata del cuarto incremento consecutivo desde el primero que acometió el banco europeo en julio y supone llevar la facilidad de depósito al 2,0%, el tipo para las operaciones principales de refinanciación en el 2,5% y el tipo para la línea de crédito marginal en el 2,75%.

A pesar de moderar la amplitud de las subidas, la clave estaba en lo que vendrá después y en este aspecto debemos de quedarnos con el enfoque “hawkish” que daba nuestro banco central y que queda bien postulado en la siguiente parte del comunicado: “el Consejo de Gobierno estima que los tipos de interés tendrán que incrementarse aun significativamente a un ritmo sostenido hasta alcanzar niveles suficientemente restrictivos para asegurar que vuelvan a situarse de forma oportuna en el objetivo del 2% a medio plazo”.

El comunicado añadía que “con el paso del tiempo, mantener los tipos de interés en niveles restrictivos reducirá la inflación moderando la demanda y también servirá de protección frente al riesgo de un desplazamiento persistente al alza de las expectativas de inflación”. Este punto remarca una de las preocupaciones mayores que tiene no sólo el BCE, si no los bancos centrales de manera global: Que las expectativas de inflación estén bien ancladas.

Hablando en plata, nuestro banco no las tiene todas consigo en este aspecto y más cuando moderar la inflación de la zona euro es algo que, siendo lógicos, no se puede hacer sólo subiendo tipos.

Sin embargo, al BCE sólo le queda seguir subiendo tipos a pesar del daño que se le vaya a causar a la economía. De hecho, su presidenta, Christine Lagarde señalaba que las siguientes alzas de tipos serán también de medio punto por un tiempo, que la partida va a ser larga y que el nivel de tipos será restrictivo. “Tenemos que asegurar que la inflación queda bajo control. No todos los bancos centrales hacen lo mismo al mismo tiempo” explicaba la francesa en la rueda de prensa posterior. Luego, parece que dentro del BCE hay un acuerdo de que los costes de endeudamiento tendrán que volverse restrictivos.

Para entender la postura del BCE sólo hay que mirar la actualización del cuadro macro. Desde el BCE ahora se ve que la inflación promedio alcanzará el 8,4% en 2022 antes de disminuir al 6,3% en 2023 proyectándose para 2024 un 3,4% y un 2,3% para 2025. Asimismo, se estima que la inflación, excluyendo energía y alimentos, sea de 3,9 % en promedio en 2022 y aumente a 4,2 % en 2023, antes de caer a 2,8 % en 2024 y 2,4 % en 2025. Hay que considerar que hay una evolución al alza si comparamos con los niveles de septiembre, cuando el banco apuntó un IPC del 5,5% para 2023 y del 2,3% para 2024. Con un 2,4% a nivel subyacente para 2025 sugiere que hay una idea general hacía que las presiones sobre los precios persistirán, por lo que se entiende que los responsables políticos quieran hacer más para controlar la inflación.

El ejercicio del BCE lo podemos encuadrar en una acción preventiva. El fallo que ha tenido la autoridad monetaria en el pasado fue actuar demasiado tarde y dejar que las presiones inflacionistas acabasen haciendo mella. En esta ocasión hay un cierto temor a no actuar con contundencia y que la inflación se muestre más resistente por alguna de las patas que la entidad puede controlar con sus acciones de política monetaria, véase salarios. Este punto, el comunicado era claro: “Hay aumento de los salarios para restaurar parte del poder adquisitivo, aunque es probable que la creación de empleo disminuya y el desempleo aumente”.

Otro aspecto que preocupa al BCE de cara a la inflación es el ejercicio fiscal que los gobiernos están haciendo. Políticas fiscales expansivas ayudan a paliar los riesgos sobre la actividad, pero generan presiones sobre la inflación; por lo que Lagarde pedía que se acometiesen políticas fiscales más específicas; una riña que remarcaba que todavía no se ha hecho en ejercicio categóricamente bueno en este aspecto. Las medidas fiscales que no cumplan con ciertos principios exacerbarán las presiones inflacionarias, lo que requeriría una respuesta de política monetaria más fuerte.

En base a esto, seguiremos viendo acciones de calado. Durante la rueda de prensa, la presidenta del BCE explicaba que los aumentos seguirán siendo significativos y a un ritmo constante resumidos en esta frase: “Tenemos más terreno que cubrir, tenemos más tiempo por recorrer y nos espera un juego largo”. Para terminar de esclarecer el panorama Lagarde dejaba claro que se seguirán revisando los datos, pero según lo que sabe el Consejo de Gobierno se necesita continuar la batalla contra la inflación. “Eso apunta a otras tasas de 50 p.b. en nuestra próxima reunión y posiblemente en la siguiente, y posiblemente después, pero todo también estará
determinado por la revisión de los datos”.

Mensaje muy agresivo y que desde IM no compartimos, considerando que el BCE está lanzando el anzuelo y dejando que el mercado le haga el trabajo sucio. Desde nuestra óptica, un movimiento de 50 p.b. en febrero y otro de 25 p.b. en marzo sería más que suficiente, aunque nuestro banco central parezca que no tendrá miramientos de cara a la erosión sobre la actividad. Sin embargo, las proyecciones en este aspecto eran ciertamente positivas y se apuntaba a una resistencia de del PIB de 0,5% en 2023 frente al 1,9% que se había previsto en septiembre.

Por último, estaba el futuro del balance y el QT para el que el BCE daba las primeras guías. En el primer punto se acordaba que tendrá lugar a principios de marzo de 2023 y en el segundo se acordaba el promedio mensual calculado en un período de cuatro meses hasta el final del segundo trimestre. Después de eso, como lo indica el comunicado de política monetaria, se reevaluará y determinará cuál es el ritmo adecuado al que se continuará el proceso. Este era el único aspecto en el que el BCE se situaba por debajo de lo que esperábamos, al apuntar a un
ritmo de 15 mm. € para normalizar el balance
, cuando nosotros esperábamos que se utilizara la totalidad de los vencimientos mensuales del APP; es decir: entre 28 y 30 mm. €. Queda entendido que sea menos si tenemos en cuenta que el BCE irá a más con las subidas de tipos.