Sandra Rhouma (AllianceBernstein) | El déficit comercial de Estados Unidos con la Unión Europea ha aumentado significativamente:

Estados Unidos está registrando un importante déficit comercial neto con la Unión Europea (UE). Europa tiene un superávit, pero al tener más exportaciones en riesgo, también se encuentra en la posición más débil en un posible conflicto comercial.
A pesar de las anteriores contramedidas arancelarias (ahora pausadas) y de los rumores más recientes sobre posibles restricciones comerciales, creemos que la negociación es la mejor herramienta de la UE. Durante el período de pausa de los aranceles de 90 días, la UE utilizará la diplomacia para intentar eliminar por completo los nuevos aranceles estadounidenses, al mismo tiempo que tratará de resistir la imposición de otros nuevos, como posibles gravámenes sobre productos farmacéuticos y semiconductores.
Si los aranceles de EEUU se mantienen o aumentan, la UE tendría otra opción: imponer aranceles a las exportaciones de servicios estadounidenses hacia la eurozona. Aunque la administración estadounidense destaca el déficit de bienes comerciados con la eurozona, EE. UU. registra un superávit en materia de servicios.
La UE también podría llegar a invocar el instrumento de lucha contra la coerción, que tiene un alcance amplio, aunque dar este paso audaz sería poco probable, especialmente frente a un socio comercial y aliado tan poderoso como Estados Unidos.
Los líderes de la UE enfrentan además otro problema: los elevados aranceles comerciales de EE. UU. sobre los productos chinos. Estos aranceles probablemente desviarán bienes chinos hacia terceros países —particularmente a naciones de la eurozona— a precios bajos. Una importante redirección de los flujos comerciales hacia la eurozona pondría en entredicho tanto el balance comercial actual con China como las industrias europeas. La UE ya está dialogando con China sobre esta situación y está a punto de establecer un grupo de trabajo especial para monitorear las importaciones chinas. Sin embargo, llegar a un acuerdo específico con China podría ser inaceptable para Estados Unidos y reavivar las tensiones arancelarias, lo que podría resultar en aranceles aún más altos para la eurozona.
Como alternativa, la UE podría imponer aranceles y/o adoptar medidas específicas antidumping para limitar el flujo de importaciones chinas y gestionar sus precios. Ajustar estas medidas sería un ejercicio de equilibrio muy complicado: tendrían que ser lo suficientemente estrictas para evitar caídas de precios en la eurozona, pero no tan duras como para disuadir el comercio con China por completo.
La UE se encuentra en una posición sumamente desafiante: no uno, sino dos de sus mayores socios comerciales tienen cartas poderosas para jugar.