El 3 meses LIBOR del USD alcanzaba ayer, con un 5.27271%, su nivel más alto en los últimos quince años

Ana Racionero (Intermoney) | Hoy volvíamos a abrir con una bajada de rentabilidades, fruto del movimiento de “fly to quality” de ayer con motivo del aumento por encima de lo esperado de las solicitudes de subsidio por desempleo y el peor dato de perspectivas empresariales de la FED de Filadelfia desde 2020, así como unas ganancias corporativas mixtas que hacían caer a las bolsas, trasvasando los fondos hacia los bonos soberanos en búsqueda de activos refugio. A pesar de esto, el 3 meses LIBOR del USD alcanzaba ayer, con un 5.27271%, su nivel más alto en los últimos quince años. Loretta Mester, de la FED de Cleveland, reclamaba ayer una nueva subida de tipos, acompañada, eso sí de la necesaria vigilancia del impacto de las recientes tensiones bancarias. Silvana Tenreyro, miembro del BOE, se preguntaba si el banco central no habría endurecido ya demasiado. Bostic, de la FED, opinaba que las condiciones de crédito más restrictivas estarían ayudando a la Reserva Federal a hacer su trabajo, y Harker, que los tipos se hallarían cerca de donde tienen que estar.

Hoy tenían lugar también en Europa varias intervenciones de diferentes miembros del BCE. De Guindos comentaba que los costes de financiación subirán, pero que los bancos europeos se encuentran en una posición sólida; que la inflación subyacente está resultando más persistente de lo que el mercado pensaba, y que los movimientos monetarios futuros dependerán de los datos. El discurso de Visco resultaba muy parecido: los precios subyacentes continúan mostrando una tasa de inflación obstinada, y hace falta ser cauto a la hora de establecer los tipos y decidir reunión a reunión. Vujcic veía probable un endurecimiento adicional de la política monetaria y afirmaba que el mayor reto para el banco central es calibrar correctamente la política monetaria. Makhlouf declaraba que es demasiado pronto para planificar una pausa en la política de endurecimiento, y que los tipos deben seguir en niveles restrictivos. Rehn decía que hay que sopesar los datos de las perspectivas de inflación al fijar los tipos, y que la inflación de la zona euro continúa siendo demasiado elevada.

En cuanto a cifras, hoy se publicaban los PMI de Francia, Alemania y la UE. En los tres casos, las categorías compuesta y de servicios despuntaban, superando holgadamente las previsiones de las encuestas, mientras que en el apartado de manufacturas caían, empeorando las previsiones y sumiéndose cada vez más en niveles de contracción. La fortaleza de los PMI compuestos, en particular el 54.4 de la eurozona, hacía caer a los bonos, e indica que la UE está siendo capaz de capear unas condiciones financieras más restrictivas consecuencia de unos tipos más altos y de la crisis bancaria, lo que probablemente da margen al BCE para llevar a cabo al menos un par de subidas más, si no tres, antes de alcanzar el tipo terminal.

El Reino Unido seguía exactamente el mismo patrón que la UE en sus PMI; caían por encima de lo esperado en su apartado manufacturero hacia niveles de mayor contracción, para subir, superando las previsiones, en el compuesto y el de servicios. Del mismo modo que en la Eurozona, la lectura de un PMI compuesto en terreno expansivo por tercer mes consecutivo podría dar alas al BOE para prorrogar su ciclo de subidas más allá de su reunión de mayo hasta el verano. Las ventas minoristas, por el contrario, caían más de lo esperado, hecho que parecía pesar más en el ánimo inversor dado que los Gilts subían.

En E.E. U.U., los PMI rompían con el esquema europeo y británico y subían por encima de lo esperado en todas sus categorías, y los manufactureros en particular no sólo no descendían como estaba previsto, sino que, además, salían de niveles de contracción, dando lugar a ventas de bonos y compras de bolsa. Los préstamos de emergencia de la FED a los bancos aumentaban por primera vez en cinco semanas. Entretanto, Biden planea firmar próximamente una orden ejecutiva para limitar la inversión de empresas americanas en sectores clave de la economía china, aumentando la tensión entre las dos potencias.

La inflación subyacente japonesa subía al 3.1%, una décima por encima de lo esperado, lo que, unido a la escalada en las tensiones entre E.E. U.U. y China, fortalecía al yen.

El BPC daba a entender que podría comenzar a reducir gradualmente algunas de las medidas de estímulo aplicadas durante la pandemia a medida que la economía comience a recuperarse y la demanda de crédito repunte.

El petróleo bajaba hasta el entorno de los 76 USD, borrando de ese modo casi todas las ganancias derivadas del recorte de producción de la OPEP ante los indicios de desaceleración económica mundial, nivel donde rebotaba hasta situarse al cierre cercano a los 78 USD por barril.