Y al final fueron 75

bce_septiembre_2022

Ana Racionero (Intermoney) | Por fin llegaba el gran día y el BCE cumplía con las previsiones y subía el tipo de interés oficial del euro 75 pb por unanimidad, prometiendo más subidas en las próximas reuniones (probablemente en no menos de dos y no más de cinco incluyendo ésta) y, aunque advertía de que 75 pb no iban a ser la norma, aclaraba que la desviación del objetivo de inflación había justificado el adelanto de las subidas, dado que no habríamos alcanzado aún el tipo neutral, que es al que debemos tender.

Además de lo anterior, restablecía las previsiones de inflación para 2022 al 8.1% frente al anterior 6.8%, y al 5.5% frente al anterior 3.5% para 2023. Para 2024, la fijaba en un 2.3%. En cuanto al crecimiento, cambiaba las previsiones para 2022 del 3.1% previo al 2.8%, y del 2.1%, a apenas un 0.9% para 2023. Lagarde, en su posterior rueda de prensa, demostraba que el BCE ha hecho suyo el discurso de la FED y que la prioridad del banco es la de domar la inflación, caiga quien caiga y cueste lo que cueste. En ese sentido, preveía que la economía europea entre en estanflación en 2023 y afirmaba que, aunque el mercado laboral ha permanecido robusto, una economía en desaceleración probablemente terminará desembocando en un mayor desempleo. Aseguraba que continuarán aplicando flexibilidad en las reinversiones, que el TPI estará disponible para contrarrestar dinámicas desordenadas del mercado y que no es el momento de terminar con las reinversiones del programa APP.

En cuanto a la depreciación del euro, decía que, a pesar de que lo están vigilando muy de cerca y de que ésta ha aumentado la presión inflacionista, el tipo de cambio no estaría comprendido dentro de su objetivo.

La inflación subyacente se hallaría en niveles altos, pero la dinámica de salarios se mantendría en general contenida. La inflación sería extremadamente alta e iría a permanecer por encima del objetivo durante un extenso periodo de tiempo, siendo la energía su mayor fuente. En cuanto al tipo de llegada, aseguraba no saber cuál sería éste, pero estaríamos en todo caso muy lejos del que vaya a devolver los precios al 2%. Finalmente, aseveraba que no querían efectos de segunda ronda y que, de ser necesario, irían por encima del tipo de llegada para alcanzar el objetivo de inflación. No tendrían otro fin más que su objetivo de precios, y si los datos hicieran necesarias subidas elevadas, así lo harían.

Un discurso contundente, en definitiva, que dejaba poco o ningún lugar a dudas acerca de su determinación de doblegar la inflación a toda costa y que, en consecuencia, desat aba las ventas de bolsa y de bonos, elevando las rentabilidades de la deuda europea.