La lista del seleccionador Lopetegui incluye a 24 futbolistas encuadrados en 17 equipos, ocho de la Liga española y 9 de las ligas inglesa, italiana y alemana. Nunca hubo semejante dispersión por equipos entre los seleccionados, todos deportistas de élite, lo cual pone fin al tradicional predominio en la selección de jugadores dominada por uno o por los dos equipos españoles de cabecera: Madrid y Barça. Catorce de los futbolistas elegidos juegan en ocho equipos españoles y diez en equipos extranjeros. Y no estamos ante una excepcionalidad coyuntural, sino ante algo que será permanente.
La presencia de futbolistas extranjeros, muchos iberoamericanos, ha sido habitual en la Liga española desde hace más de medio siglo. El fútbol español, como la economía, ha sido siempre importador de talento, también de entrenadores y técnicas. La novedad ahora, en el fútbol y en la economía, es que exporta de todo, lo cual va más allá de lo excepcional para convertirse en tendencia creciente y permanente, sobre todo a la vista de la eficacia de las escuelas de futbolistas que sostienen muchos equipos españoles; se van futbolistas y estilo; también entrenadores.
En su día, 1961, el traspaso de Luis Suárez del Barcelona al Inter de Milán fue un acontecimiento, tan extravagante como vender bienes de equipo españoles en Alemania. Ahora el fichaje de futbolistas españoles por equipos europeos de campanillas es lo habitual, como se exportan máquinas sofisticadas o se ganan contratos de ingeniería e infraestructuras avanzadas en cualquier parte del mundo.