El crecimiento de la Eurozona, una preocupación para el BCE

Sede Frankfurt- Banco Central Europeo

Intermoney | El BCE seguía fiel a su hoja de ruta marcada y en la primera reunión del año continuaban flexibilizando las condiciones financieras con un recorte de 25 p.b. en cada una de sus tasas. Esto supone que la facilidad de depósito se sitúe en el 2,75%; mientras que el tipo para las operaciones principales de financiaciones y el marginal se quedaban respectivamente en el 2,90% y 3,15%. Para nuestro banco central, la inflación está evolucionando en términos generales como espera y está en camino de estabilizarse en el objetivo del 2%; aunque todavía queda trabajo para que el ejercicio sea completo.

La realidad es que, aunque los recortes estuviesen sobre la mesa, la reunión de ayer se producía en un marco ambiguo tanto para la inflación como el crecimiento. Lo primero de todo era que, en la rueda de prensa posterior, la presidenta del organismo, Christine Lagarde, articulaba un tono con un sesgo más “dovish” y que, desde nuestro punto de vista, estaba más alineado con la debilidad casi generalizada del crecimiento en la eurozona, precisamente un día en el que sabíamos que el área se había estancado en el 4T24.

Una debilidad que sigue siendo muy palpable en el sector manufacturero donde los industriales están produciendo menos bienes y los riesgos son más visibles, como mayores barreras al comercio, lo que aumenta la incertidumbre sobre las perspectivas. Los servicios están teniendo un mejor desempeño y, con el tiempo, la economía debería volver a crecer con más fuerza, aunque el repunte cíclico, por el momento es más una expectativa. Por otro lado, el banco es consciente de que la tasa de ahorro en la zona euro es alta por las alzas salariales, pero la falta de confianza suficiente y la cautela limita el gasto.

Otro motivo para la reducción de tipos por parte del BCE estaba en el mercado laboral. Aunque el desempleo se encuentra cerca de su nivel más bajo desde el inicio del euro, las empresas están anunciando menos ofertas de empleo. Un mercado laboral sólido y mayores ingresos deberían fortalecer la confianza de los consumidores y permitir que el gasto aumente y lo que el banco central quiere es canalizar este crédito más asequible. En el momento actual, todos los indicadores y confirman nuestra confianza en que los salarios en 2025 bajarán.

Como decía Lagarde: “ya se mire la remuneración por empleado, que es un indicador bastante útil y relevante, ya se mire el rastreador de salarios que tenemos, ya se mire Indeed, ya se mire la relación entre vacantes y desempleo, todos esos indicadores apuntan en la misma dirección.

No lo celebramos, pero tomamos nota y reconocemos el impacto que tendrá en los servicios. Algunos de ustedes recordarán que yo, y nosotros, también nos hemos centrado en la distinción entre los recién llegados y los que llegan tarde. Por ejemplo, llevamos a cabo una revisión particular e intentamos obtener una mejor y más profunda comprensión de aquellos que llegaron tarde y esperaron un período de tiempo hasta que decidieron aumentar los precios”. Es decir, el BCE está monitorizando que el trasvase de aumento de costes de empresas a consumidores haya sido pleno.

Podemos decir que los riesgos para la inflación están más o menos estabilizados, aunque para el crecimiento son a la baja. Aquí el BCE trataba también el tema arancelario. Al ser preguntada, Lagarde explicaba que no hay nada que se pueda captar en términos de determinación de políticas, de números, de alcance o en términos de partidas individuales para entender exactamente lo que se está considerando; si bien la certeza es que tendrá un impacto negativo global. Ante aranceles más agresivos, la lógica es que el banco responderá con recortes de tipos.

Por último, podemos considerar que, a tenor de los vientos en contra de la economía global, el BCE asumía que los tipos de interés actuales son restrictivos y no se está en un nivel de tipos de interés neutrales. En resumen, la entidad tiene una preocupación mayor por el crecimiento que por la inflación y si los datos siguen apuntando a la baja es casi seguro que en marzo habrá otro recorte. El BCE tratará de jugar con la reducción de tipos y la depreciación del euro para confiar en el efecto positivo que puedan generar las exportaciones.