El ocaso de las reducciones de tipos

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Intermoney | Entre los datos más destacados del martes, el IPC preliminar de la zona euro ofrecía un ligero
avance hasta el +2,2% anual frente a las estimaciones de una estabilización en el 2,1% de octubre
influido por los precios energéticos (-0,5% a. desde -0,9% anterior). Lo que sí se mantuvo sin cambios fue el IPC subyacente (+2,4% a.) que era sostenido por el precio de los servicios (3,5% desde 3,4% anterior) que era la otra partida de mayor contribución sobre la lectura general. Si bien no son movimientos que deban despertar ninguna nueva preocupación, sí apoya el consenso, de por sí muy amplio, de que los tipos de interés del BCE están en la posición adecuada y que no sería necesario un último recorte de tipos. Incluso con la caída del crecimiento salarial y el descenso de los precios de las importaciones derivado de un euro más fuerte, el lento ritmo de la desinflación no invita a pensar en que esta se pueda quedar sostenidamente por debajo del objetivo.

Sin embargo, ayer la tasa de desempleo aumentaba en una décima para el mes de octubre situándose en el 6,4%. El mercado laboral sigue gozando de buena salud, pero hay un levísimo deterioro que no hay que perder de vista ya que la tasa de septiembre era revisada al alza (6,4%).

Como explicamos ya con el IPC, por el momento, no vemos necesidad de que el BCE tenga que actuar, pero si se hace necesario una monitorización de ciertas partidas.

Haber realizado el ejercicio de finalizar el recorte de tipos de interés no es solo una cuestión del BCE, si no algo casi global. Ayer la OCDE apuntaba en la actualización de sus previsiones económicas que las principales economías finalizarán el ciclo actual de recortes de tipos a finales de 2026, bajo el argumentario de que la mayoría de los principales bancos centrales tienen poco margen para aplicar políticas más flexibles, a pesar de los riesgos a la baja sobre la actividad.

Banco por banco, el organismo supranacional apuntaba a que la Reserva Federal recortará los tipos sólo dos veces más para finales de 2026 para después mantener el tipo de interés de los fed funds en el rango 3,25%-3,5% en 2027; una puntualización lógica para una economía que lidia con las presiones inflacionistas derivadas de los aranceles y el enfriamiento del mercado laboral. Para la Eurozona y el Banco Central de Canadá, el organismo no apunta a más recortes, frente al endurecimiento de la política monetaria en Japón. Por su parte, para Reino Unido el BoE pondrá final a las reducciones a primera mitad de 2026.

Había un aspecto que compartimos plenamente con la OCDE y es el referente a que las tasas naturales se mantendrán en muchos países por encima de los niveles prepandemia para mantener la inflación controlada y también por los altos niveles de deuda. Aun así, la entidad explicaba que, hasta la fecha, la economía mundial ha resistido el impacto de los aranceles de Trump mejor de lo previsto, con un PIB que se espera que crezca un 3,2 % en 2025, antes de desacelerarse al 2,9 % en 2026 y al 3,1 % en 2027. La explicación está en el aumento de la
inversión en inteligencia artificial, que ha impulsado la producción industrial en Estados Unidos y muchas economías asiáticas.