Ana Racionero (Intermoney) | En la tarde de ayer, a medida que el dato de IPC americano de enero se aproximaba, la ansiedad del mercado iba en aumento, impulsando la rentabilidad del UST a dos años a máximos del ejercicio y llevando a los swaps a descontar un pico de tipo de interés de los fondos federales cercano al 5.20% en julio. Este movimiento encontraba réplica a este lado del charco, y eso que la UE rebajaba su previsión de IPC para 2023 del 6.1% al 5.6% y Centeno decía que la inflación estaría cediendo más rápido de lo esperado. A pesar de las subidas de las rentabilidades, las bolsas se mantenían en terreno positivo ante el optimismo de que el IPC, efectivamente, se ralentice, y en Europa celebraban unos buenos resultados empresariales que continúan dando crédito a la resistencia del crecimiento económico, en una temporada en la que la reapertura de China, un invierno excepcionalmente suave, un euro más débil, y la esperanza de que la Eurozona finalmente llegue a evitar una recesión, están propiciando unas comportamientos corporativos sorprendentemente positivos.
Japón publicaba unas cifras de PIB del cuarto trimestre peores de lo previsto, complicando más aún la tarea del flamante gobernador del BOJ, Kazuo Ueda, y haciendo retroceder al JPY.
La UE también publicaba hoy su PIB del cuarto trimestre, que crecía, en línea con las encuestas, un 0.1% frente al trimestre previo y un 1.9% respecto al año anterior. El empleo ascendía un 0.4% y un 1.5%, respectivamente.
El Tesoro español reabría su letra a 3 meses, la SGLT 12/05/2023, y la nueve meses, la SGLT 10/11/2023, adjudicando 509 millones de la primera a una rentabilidad media del 2.494%, y 1450 millones de la segunda a un interés medio del 2.938%. En total, colocaba 1959 millones de euros de un objetivo de colocación de 1500-2500 millones de euros.
Unas ajustadas cifras de empleo en el Reino Unido, con la tasa de paro al 3.7% en el último trimestre, y unos salarios que subían más de lo previsto, impulsaban a la libra, dadas las menores perspectivas de que el BOE pueda terminar con las subidas de tipos ante estas nuevas señales inflacionistas.
Finalmente, el IPC americano de enero, si bien igualaba las encuestas en categoría intermensual (0.5% la general y 0.4% la subyacente), crecía más de lo esperado en la interanual (6.4% vs 6.2% la general y 5.6% vs 5.5% la subyacente) y, aunque la reacción inicial era de venta de bonos, pronto rebotaban, y las bolsas se mantenían a flote en terreno positivo, aunque a la apertura americana se desataban las ventas, unas ventas que resultaban tímidas, en todo caso, frente a lo que cabía esperar de un dato como este. La explicación podría venir del hecho de que la mitad de la subida del IPC vendría de la mano de la vivienda. Habida cuenta de que se trata de un dato que va con bastante retraso, y que sigue marcando subidas cuando en realidad el mercado inmobiliario ya estaría bajando, se podría haber interpretado por parte de muchos en realidad como un dato positivo.
El precio del petróleo cedía tras conocerse que EE. UU. planea poner a la venta más crudo de sus reservas estratégicas.
Las rentabilidades de los bonos cerraban finalmente al alza, a pesar de lo cual, las primas de riesgo se estrechaban ligeramente, y las curvas proseguían con su marcado aplanamiento. El EURIBOR ascendía hasta el 3.518%.
El EURIBOR volvía a subir, alcanzando el 3.486%. La mejora del IPC alemán motivaba una bajada de las rentabilidades de los bonos soberanos. La perspectiva de mayores subidas de tipos hacía que el mercado aumentara las probabilidades de recesión, lo que daba lugar a un aplanamiento de las curvas.