La Fed: conflictos no resueltos

Jullian Marx, analista en Flossbach von Storch

Julian Marx (Flossbach von Storch) | La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha recortado los tipos de interés de referencia por segunda vez en lo que va de año, aunque no puede darse por sentado que se produzcan nuevos recortes.

Siguiendo el movimiento realizado en septiembre, la Fed redujo los tipos de interés en otros 25 puntos básicos, situando el nuevo rango entre el 3,75 % y el 4,0 %. Es la primera vez desde diciembre de 2022 que el tipo cae por debajo del 4%. El principal motivo de este recorte fue la persistente preocupación por la situación del mercado laboral estadounidense.

Asimismo, la Fed decidió poner fin, a partir del 1 de diciembre, a la reducción de sus tenencias de valores. Dado que las tenencias de bonos del Tesoro de Estados Unidos se habían reducido recientemente en apenas 5.000 millones de dólares al mes, el anuncio tiene una relevancia inmediata limitada. La conclusión que puede extraerse es que la Fed considera que su sistema objetivo de reservas suficientes es compatible con unas tenencias de bonos del Tesoro ligeramente superiores a los cuatro billones de dólares. Además, valores respaldados por hipotecas por valor de unos dos billones de dólares completan las tenencias totales de valores del banco central.

Más allá de las decisiones adoptadas, la última reunión de política monetaria estuvo marcada por una cierta tensión. Al tomar su decisión, los responsables de la Fed se enfrentaron a circunstancias excepcionalmente complejas. 

La búsqueda de datos fiables

Desde la perspectiva de la Fed, una complicación clave surgió del conflicto presupuestario no resuelto en el Congreso de Estados Unidos, que desembocó en un cierre del gobierno iniciado el 1 de octubre de 2025. Como consecuencia, se suspendieron las asignaciones de fondos federales, paralizando el trabajo de numerosos organismos gubernamentales. Entre los afectados se encontraba la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés), que se vio obligada a posponer indefinidamente la publicación de su más reciente informe de empleo, prevista originalmente para el 3 de octubre.

Para un banco central que basa sus decisiones en los datos, la imposibilidad de apoyarse en su habitual abanico de cifras oficiales limita inevitablemente la claridad de juicio de sus responsables.No obstante, en este caso concreto, la ausencia de datos oficiales sobre empleo probablemente no resultó excesivamente crítica. En lo que respecta al “debilitado” mercado laboral estadounidense —que prácticamente no mostró crecimiento del empleo entre mayo y agosto— existen numerosos indicadores alternativos. Entre ellos figuran las solicitudes de subsidio por desempleo a nivel estatal, así como estadísticas no gubernamentales sobre el mercado laboral. Una de las más respetadas es el informe nacional de empleo elaborado por la empresa de servicios de nómina ADP, que ofrece una imagen clara y coherente de la situación laboral. 

Un conflicto sin resolver

Según los datos de ADP, los empleadores del sector privado en Estados Unidos eliminaron alrededor de 30.000 puestos de trabajo netos en septiembre, prolongando la reciente tendencia a la baja del mercado laboral. Los empresarios siguen mostrando cautela a la hora de contratar nuevo personal, reforzando así el diagnóstico que el presidente de la Fed, Jerome Powell, trazó durante el recorte de tipos de septiembre. Los riesgos a la baja en el mercado laboral están adquiriendo mayor peso en la evaluación de riesgos de los responsables de política monetaria, lo que justifica el último recorte como un paso hacia una postura más neutral.Sin embargo, como subrayó recientemente el gobernador de la Reserva Federal, Christopher Waller, la incipiente debilidad del mercado laboral estadounidense no debe interpretarse como una carta blanca para nuevos recortes significativos de los tipos de interés. En su opinión, los posibles riesgos al alza de la inflación —que en septiembre se mantuvo en el 3,0 %, por encima del objetivo del 2 %— ni siquiera desempeñan un papel dominante. Después de todo, las expectativas de inflación a largo plazo siguen firmemente ancladas, por lo que los aumentos de precios relacionados con aranceles podrían resultar temporales.

Waller considera, más bien, que existe un conflicto entre los datos que apuntan a un crecimiento económico sólido y aquellos que reflejan un debilitamiento del mercado laboral. Diversas estimaciones sitúan el crecimiento económico trimestral de EE. UU. en el tercer trimestre entre un 2,5 % anualizado y un optimista casi 4 %.

En opinión de Waller, algo tiene que cambiar en esta configuración: o bien el crecimiento económico se desacelera para ajustarse a la debilidad del mercado laboral, o bien el mercado laboral se recupera para reflejar un crecimiento más fuerte. Dada la incertidumbre sobre cómo se resolverá este conflicto en los próximos meses, la prudencia monetaria sigue siendo necesaria. Solo un enfoque cauteloso puede evitar errores que más adelante exigirían correcciones costosas. 

El riesgo forma parte del panorama

Dos recortes consecutivos de los tipos podrían parecer una señal clara, pero esa impresión podría resultar engañosa. Podría parecer que la Fed ha iniciado un nuevo ciclo de reducciones en respuesta a la debilidad del mercado laboral.

En realidad, tal interpretación sigue siendo muy incierta y podría demostrarse errónea en cuestión de meses. La Fed aún se enfrenta a una serie de conflictos no resueltos. En el frente de la inflación, hay señales alentadoras, especialmente la posibilidad de que los aumentos de precios vinculados a los aranceles resulten ser un fenómeno temporal. Según la evaluación de Jerome Powell, la mayoría de las expectativas de inflación a largo plazo se mantienen alineadas con el objetivo del 2 %.No obstante, además de la persistente incertidumbre sobre la inflación, los datos reales de la economía no pueden “descomponerse” fácilmente. El todavía sólido crecimiento económico de EE. UU. parece chocar con los indicios de debilidad del mercado laboral. Como destacó recientemente Powell, no existe un camino exento de riesgos para la política monetaria.

La Fed no está sola en su cautela respecto a la evolución futura. En una entrevista concedida hace unas semanas al periódico Die Welt, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, también habló con franqueza sobre la continua incertidumbre:“Y, siendo sinceros, si alguien puede predecir con certeza lo que ocurrirá en los próximos seis meses, deberíamos contratarlo de inmediato.

”Al fin y al cabo, los riesgos forman parte de la vida. Y esto se aplica, no en menor medida, a la política monetaria.