Europa podría aún evitar la recesión, pero el BCE aún sigue subiendo tipos

Martin Wolburg (Generali Investments) | En mayo, los principales indicadores de sentimiento de la zona euro señalaron un debilitamiento de la actividad. En particular, el PMI compuesto retrocedió por primera vez desde octubre. Con una lectura de 53,5 en mayo (desde 54,1), se mantuvo en territorio claramente expansivo. Pero los componentes prospectivos, como los nuevos pedidos, se deterioraron, lo que indica una mayor desaceleración de la actividad en los próximos meses. Dicho esto, de cara al futuro seguimos pensando que la zona euro no entrará en recesión.

La columna vertebral de la actividad es el consumo, que esperamos siga resistiendo. La tasa de desempleo está en mínimos (6,5%), mientras que el crecimiento de los salarios nominales se acelera y el empleo va a seguir creciendo. En un contexto de menor inflación, vemos posibilidades de que la tasa de ahorro siga bajando, lo que impulsaría aún más la demanda. Consideramos que estos vientos de cola son lo suficientemente fuertes como para amortiguar los efectos moderadores de la desaceleración del crecimiento mundial y el endurecimiento de la política monetaria durante el resto del año. La divergencia entre la confianza en los servicios, impulsada a nivel nacional, y la confianza en el sector manufacturero, impulsada a nivel mundial, persistirá por el momento.

Sorprendentemente, el PIB alemán del primer trimestre se revisó a la baja, hasta el -0,3% intertrimestral, frente al nivel anterior. Probablemente influyeron los efectos puntuales relacionados con la expiración de las medidas de apoyo a los coches ecológicos. Como consecuencia, ahora esperamos que la producción alemana se contraiga en 2023 (un -0,1%) y reducimos nuestras expectativas de crecimiento de la zona euro al 0,7% para 2023 y al 0,6% para 2024. Esta última cifra está por debajo del consenso del 1,0%.

Se acerca el máximo de los tipos de interés oficiales del BCE

Para el BCE, la situación sigue siendo difícil. Una inflación subyacente especialmente elevada, unas expectativas de inflación muy por encima del objetivo y el riesgo de efectos secundarios justifican una política restrictiva. Los miembros del Consejo de Gobierno fueron muy claros al respecto y también subrayaron que los posibles problemas del sector bancario podrían separarse de la orientación de la política monetaria. Dicho esto, el estudio del BCE concluye que el impacto del endurecimiento de la política monetaria no se habrá dejado sentir hasta 2025. Con una actividad más débil por delante, pensamos que el BCE elevará su tipo de interés de depósito hasta el 3,75% en el tercer trimestre y luego se mantendrá a la espera. El riesgo, sin embargo, se inclina hacia un tipo terminal del 4,0%.