Dilema para el BCE: las presiones inflacionistas se mantienen en niveles elevados

Christine Lagarde

Jeremy Cunningham, Investment Director de renta fija en Capital Group | El Banco Central Europeo (BCE) se enfrentará a un entorno político aún más complicado en 2023. La inflación básica parece haber alcanzado ya su nivel máximo en las principales economías europeas, y debería seguir cayendo a medida que van desapareciendo los efectos de las fuertes subidas que registraron los precios de la energía el año pasado. Sin embargo, las presiones inflacionistas subyacentes están aumentando. El aumento de los precios de la energía se está trasladando a una amplia gama de productos; las compañías se muestran optimistas en lo que se refiere a su capacidad para subir los precios, dada la demanda acumulada de los consumidores; la política fiscal ha limitado los precios de la energía y está impulsando la demanda no energética; y los mercados laborales presentan escasez de mano de obra. Por otro lado, la naturaleza retrospectiva del mecanismo plurianual de fijación de salarios de la eurozona podría hacer que la inflación salarial se acelerase hasta alcanzar niveles superiores a los que exige el cumplimiento del objetivo de inflación del 2% fijado por el BCE (véase el gráfico).

No obstante, existen también importantes factores desinflacionistas, como la eliminación de los cuellos de botella de las cadenas de suministro, la fuerte disminución del crecimiento de la masa monetaria y la reducción de las expectativas de inflación de los consumidores. Por otro lado, el colapso de SVB y los problemas de Credit Suisse han provocado una gran inestabilidad en el mercado financiero, lo que tiene efectos desinflacionistas y podría poner freno al ciclo de endurecimiento de la política monetaria.

Aún está por ver a qué velocidad puede iniciar el BCE un ciclo de recorte de tipos, aunque la entidad cuenta con diferentes herramientas para hacer frente a la inestabilidad financiera y los niveles elevados de inflación. El BCE podría reactivar su programa de operaciones de refinanciación a largo plazo (LTRO/TLTRO) para conceder a los bancos préstamos a varios años a tipos de interés reducidos. También podría optar por interrumpir el programa de endurecimiento cuantitativo. Estas medidas impulsarían la liquidez y la confianza del mercado antes de comenzar a recortar los tipos de interés.

Continuamos posicionándonos para un nuevo endurecimiento de las condiciones financieras, con un aumento de la duración en los niveles actuales y una exposición infraponderada a los diferenciales de la deuda soberana, como por ejemplo la italiana, que continúa siendo vulnerable, dado su elevado nivel de emisión y su notable exposición a deuda soberana nacional del sector bancario. Todo ello podría provocar un aumento de los diferenciales en periodos de aversión al riesgo. No obstante, para cubrirnos frente al riesgo de que el BCE decida volver a tomar medidas para combatir la inflación, favorecemos las posiciones que apuntan a una reducción de la pendiente de la curva de tipos.