Taxonomía europea: trabajo para una década

Fernando Rodríguez | «La taxonomía europea es el primer termómetro de la historia para medir la sostenibilidad y nos va a llevar una década«. Lo dijo Roberto Fernández Albendea, Head of Corporate Social Responsability de Iberdrola y único experto de una cotizada española que forma parte del grupo de técnicos (Platform on Sustainable Finance) que asesora a la UE en sostenibilidad, durante la mesa redonda Taxonomía Europea. Pilar para la transición sostenible y expectativas para 2022, organizado por CEOE y la consultora NWorld.

El diseño de la taxonomía sólo cubre dos de los seis objetivos medioambientales que se ha fijado la UE -mitigación y adaptación al cambio climático- y todavía quedan muchos cabos técnicos y políticos por atar, de modo que, según los expertos participantes en este debate, habrá un periodo largo de transición hasta que la sostenibilidad forme parte de la vida de las empresas.

Susana Molinuevo, directora de Cumplimiento y ASG de la cotizada CIE Automotive, cuya actividad no está incluida en la formulación actual de la taxonomía aunque fabrica componentes para un sector que si lo está –la automoción-, argumentó que “no ser taxonómico no es un estigma, porque hay muchas empresas que se han quedado fuera” del 40% de las compañías cotizadas que, se estima, están incluidas en este catálogo. Pese a ello,  se mostró convencida de la inclusión de la industria de componentes en la taxonomía. “No estamos preocupados, pero si ocupados” con la taxonomía, explicó. En consecuencia, CIE si está realizando un “ejercicio práctico” o simulación sobre el impacto que tendrían en la compañía  los requisitos de reporting que se van a exigir ahora según la directiva de información no financiera (NFRD), incluyendo ratios como el porcentaje de Capex, Opex e ingresos  alineados con la taxonomía.

No se debe utilizar la taxonomía para medir los esfuerzos  de una empresa en transición hacia la sostenibilidad porque no es un termómetro exacto. BBVA no va a abandonar a ningún cliente que esté en transición a la sostenibilidad.  Financiar sólo actividades verdes no es suficiente y todo el mundo tiene derecho a la transición y a la descarbonización”, avanzó Ricardo Laiseca, Head of Sustainability Transition en BBVA, el banco más sostenible del mundo según el índice bursátil Dow Jones de sostenibilidad (DJSI). También explicó que “tiene que haber una buena regulación, pero también información, y faltan estándares de comparabilidad. Vamos a tener que acostumbrarnos a manejar más información sobre los procesos y los modelos de negocio”, refiriéndose tanto a las entidades financieras como a las compañías. “Vamos a tener un diálogo más rico y vamos a medir el compromiso de las compañías, ayudando a las menos comprometidas a acelerar la transformación”, añadió.

Respecto al nuevo reporting relacionado con la sostenibilidad, el responsable de esta área en Iberdrola vaticinó que “muchos sistemas contables de las empresas van a necesitar una adaptación que nos van a pedir muchos financiadores”. Fernández Albendea explicó que las nuevas obligaciones de contabilidad introducidas por la NFRD representarán “un esfuerzo gigantesco” para las empresas que no tienen clasificado su negocio por actividades, tal y como están reguladas estas en la taxonomía. Con todo, concluyó, “lo peor es ser elegible por la taxonomía y no estar alineado”.

Luis López-Cozar, Managing Director de Azentúa, consultora estratégica en sostenibilidad, opinó que “considerar que la sostenibilidad es 0 o 1 es un error, porque la sostenibilidad es un camino donde se es más o menos sostenible”. En esta línea, Fernández Albendea apuntó que “la transitoriedad es un factor intrínseco a la taxonomía”, aunque la sostenibilidad “debe estar integrada en la estrategia y en las operaciones”.