A pesar de que el PIB estadounidense ha crecido en los últimos trimestres, la renta nacional bruta ha retrocedido

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Hans-Jörg Naumer (Allianz GI) | En su novela “Cándido”, Voltaire afirma que vivimos en “el mejor de los mundos posibles”. Esta afirmación no es incorrecta en sí misma, sobre todo porque cabe la posibilidad de que estemos solos en el universo. Y, sin duda, este optimismo parece calar también entre los inversores. Durante las últimas semanas, los mercados han aguantado pese al debilitamiento de la confianza de los consumidores estadounidenses y las presiones sobre la producción industrial en la zona euro.

Sin embargo, vivir en “el mejor de los mundos posibles” no significa que todo vaya siempre bien; al fin y al cabo, la hipótesis de un aterrizaje suave de la economía mundial también tiene sus ventajas. Así, algunos expertos consideran que ahora que los principales bancos centrales han alcanzado sus niveles máximos de tipos, pueden bajarlos con rapidez en el caso de que el crecimiento se debilite. Sin embargo, esta idea podría resultar un tanto optimista, igual que en la novela “Cándido” también resultaba bastante entusiasta. De hecho, las señales previas a la reunión de la Reserva Federal estadounidense (Fed), de esta semana (al igual que las del Banco de Inglaterra y el Banco de Japón) no iban en esa dirección. En esta misma línea, el Banco Central Europeo (BCE), que la semana anterior subió sus tipos por décima vez consecutiva, tampoco dio a entender que fuera a bajarlos a corto plazo. Y es que las previsiones de una posible subida de la inflación aún no se han desvanecido.

Lo paradójico es que, según Google Trends, las búsquedas de “aterrizaje suave” han aumentado considerablemente durante lo que llevamos de año, y las expectativas de consenso de algunas encuestas realizadas a economistas se han revisado regularmente al alza. Por otro lado, aunque los datos de la producción industrial china volvieron a avivar las esperanzas la semana pasada, no debemos olvidar que la inversión inmobiliaria en China sigue atravesando una difícil situación. Según nuestro análisis, los datos macroeconómicos a escala mundial se han estancado y el impulso desinflacionista se ha debilitado. Además, el impacto de la subida de los precios del petróleo ya se está notando. Por su parte, la producción industrial mundial y el comercio global se están también ralentizando, y nuestros modelos prevén un aumento de los riesgos a la baja para la inversión privada. A su vez, la confianza empresarial en la zona euro ha retrocedido hasta niveles de recesión, y los datos de EE.UU., que parecen sólidos a primera vista, podrían requerir una segunda lectura. A pesar de que el producto interior bruto (PIB) estadounidense ha crecido en los últimos trimestres, la renta nacional bruta ha retrocedido y ha llegado a caer significativamente en los dos trimestres previos (véase nuestro Gráfico de la Semana). A diferencia del PIB, que se basa en cifras de consumo, la renta interior bruta se basa en datos de renta en la balanza nacional. Entre ellas figuran los salarios y los beneficios empresariales, pero no el saldo por cuenta corriente.