Lars Conrad (Flossbach von Storch) | El objetivo de la administración Trump es la disrupción, incluido en materia geopolítica, y esta incertidumbre está afectando al mercado de renta fija. Tras el movimiento más pronunciado desde la reunificación alemana, ¿qué puede esperar el mercado?
El mejor indicador de las convulsiones geopolíticas tal vez sea el mercado de bonos. Este concepto tomó forma recientemente cuando el presidente estadounidense Donald Trump arremetió contra su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, humillándolo ante la prensa internacional. Ahora, el temor a un cambio de era se extiende por un «Occidente libre» que, aunque hasta ahora permanecía unido por la potencia militar mundial que representaba Estados Unidos, podría ver cómo esta cohesión se resiente.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reaccionó al envite poniendo sobre la mesa una línea de préstamos de 150.000 millones de euros para países miembros. Además, durante un periodo de cuatro años, se movilizarían 650.000 millones de euros para gastos de defensa.
Este cambio de tercio también se ha hecho patente en la mayor economía de Europa. El futuro nuevo gobierno alemán quiere acabar con el “freno de la deuda”, un mecanismo previsto en la carta magna que limita el endeudamiento neto anual al 0,35% del producto interior bruto. Esta moderación en el límite de endeudamiento, permitirá financiar con préstamos los futuros gastos de defensa, además de un paquete de infraestructuras por unos 500.000 millones de euros.
¿Un modelo obsoleto?
La reacción del mercado no se hizo esperar. Los rendimientos de la deuda pública alemana, tradicionalmente uno de los valores refugio del mercado de renta fija, se dispararon. Al día siguiente, los Bunds a diez años subieron más de 30 puntos básicos, el movimiento más pronunciado registrado desde la reunificación en 1990.
Además, la curva de tipos, que muestra los rendimientos de los títulos de deuda pública alemana de diferentes vencimientos, se vio notablemente afectada. Los bonos a largo plazo rinden más que los títulos a corto, lo que, en última instancia refleja una mayor incertidumbre. Tradicionalmente, los rendimientos de los bonos a corto plazo se ven más influidos por la política actual de los bancos centrales, mientras que los posibles factores de incertidumbre – por ejemplo, sobre una mayor oferta de deuda pública – es más probable que se reflejen en los títulos a largo plazo.
La reacción del mercado fue aún más llamativa desde una perspectiva internacional. Mientras que los rendimientos de la deuda pública alemana subieron, los de la estadounidense bajaron. El US Treasury-Bund spread, es decir, el diferencial de rendimiento entre los dos bonos del estado a diez años, se ha reducido en unos 70 puntos básicos en las últimas semanas. Se situó en torno a los 150 puntos básicos; desde septiembre del año pasado no se registraba un nivel tan bajo. Además de los acontecimientos en Alemania, esta evolución también obedeció a las preocupaciones por el crecimiento y la inflación a raíz de los excesos arancelarios del gobierno de Trump.
En tiempos turbulentos, la gestión activa sale a relucir. Esto se aplica en particular al mercado de bonos, donde siempre pueden surgir oportunidades. Por tanto, ¿cómo deberían reaccionar los gestores de carteras ante el escenario actual?
La ley básica que prima sobre cualquier otra es no acometer ajustes importantes en carteras exclusivamente de renta fija.
No obstante, los movimientos descritos, en algunos casos de gran calado, podrían ser algo exagerados. Al menos, eso es lo que indican los detalles de cómo se aplicará la salida del freno de la deuda.
El paquete aún debe ser aprobado por una mayoría de dos tercios del parlamento federal actual, lo que requiere votos de miembros de la oposición. Si se aprueba, tal y como se prevé, una parte importante de las medidas no entrará en vigor hasta pasado un tiempo. Las medidas de construcción y la ejecución de los contratos de defensa tardarán en reflejarse en un aumento de la oferta de bonos del Estado.
No obstante, últimamente hemos reducido (un poco) la duración de las carteras. Asimismo, vemos oportunidades en algunos bonos corporativos de la máxima calidad crediticia, cuyos rendimientos han subido. Por otra parte, cabe preguntarse si va a mantenerse la reducción de las primas de riesgo de algunos títulos de deuda pública de otros países con respecto al Bund alemán, o si se están produciendo unos excesos especulativos que tal vez no durarán.