Franck Dixmier (Allianz GI) | El Gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, auguró recientemente reuniones más «monótonas» del Banco Central Europeo (BCE), aludiendo a una larga fase estable para los tipos. Sin embargo, creemos que los inversores deberían estar atentos a la próxima reunión.
Las últimas cifras de inflación publicadas en la zona euro, y los comentarios de los miembros del BCE que las siguieron, supusieron un verdadero punto de inflexión para los mercados. Los inversores parecen haber abandonado toda perspectiva de futuras subidas de tipos y anticipan, en cambio, recortes significativos: la valoración del mercado prevé ahora recortes de 150 puntos básicos a lo largo de 2024, con una primera reducción en marzo[1].
La desaceleración de la inflación ha sorprendido a los inversores. En noviembre, la inflación total fue del 2,4%, la más baja desde julio de 2021, frente al 2,9% de octubre[2]. La inflación subyacente fue del 3,6% frente al 4,3% del mes anterior, una caída que se reflejó tanto en los bienes (2,9% frente al 3,5%) como en los servicios (4% frente al 4,6%)[3]. Además, este descenso fue compartido por el resto de países de la zona euro, lo que valida una verdadera caída de las presiones inflacionistas.
En este contexto, se espera con impaciencia la actualización de las previsiones del BCE, con una probable revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento e inflación.
No obstante, en línea con los comentarios recientes, creemos que el BCE debería adoptar una postura prudente frente a la exageración de los mercados y subrayar sus focos de atención:
- Como mencionó recientemente Isabelle Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, el crecimiento salarial continúa siendo sólido (4,69% en el 3T[4]) en un contexto de aumento negativo de la productividad, que debería seguir sosteniendo la inflación subyacente;
- Además, el fin de los efectos de base vinculados principalmente a los precios de la energía debería justificar un repunte de la inflación en la primera parte de 2024.
Por tanto, creemos que el BCE debe insistir más que nunca en que la senda de su política monetaria seguirá dependiendo, en gran medida, de las cifras, y que necesitará una mayor certeza sobre hacia dónde se dirigirá la trayectoria de la inflación subyacente antes de plantearse recortes de tipos.
Así pues, el BCE debería moderar las expectativas de los inversores. Las expectativas de una bajada de tipos en marzo nos parecen precipitadas, y por ello la reciente y significativa caída de los tipos a largo plazo sigue siendo frágil. Tras el reciente repunte, es probable que se produzca una pausa o incluso una corrección.