El recorte de Moody’s, aunque predecible, podría erosionar aún más el apetito de los inversores por los activos estadounidenses

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Benoit Anne (MFS Investment Management) | Moody’s recortó la calificación de Estados Unidos un escalón, de Aaa a Aa1. Se trata de la primera rebaja de la calificación de Estados Unidos desde agosto de 2023, cuando Fitch la redujo a AA+. Anteriormente, Standard and Poor’s fue la primera agencia que situó a Estados Unidos por debajo de AAA, en 2011. La calificación de Moody’s para Estados Unidos está ahora alineada con la de S&P y Fitch. En Aa1, la calificación de Moody’s de Estados Unidos está ahora a la par con la de Finlandia y Austria, y por debajo de la de Australia, Canadá, Alemania o Suiza, entre otros.

Moody’s ha destacado la deuda y los riesgos fiscales como los principales motivos de su rebaja de calificación. En opinión de Moody’s, los riesgos fiscales han aumentado considerablemente, ya que Estados Unidos presenta ahora unos ratios de deuda pública y de pago de intereses mucho más elevados que otros soberanos de calificación similar. En ausencia de un ajuste fiscal creíble, Moody’s cree que la flexibilidad presupuestaria seguirá siendo limitada, dado el creciente peso del gasto obligatorio, incluidos los gastos de intereses. Sobre esta base, Moody’s prevé que el déficit fiscal siga aumentando, alcanzando posiblemente casi el 9% del PIB en 2035, frente al 6,4% en 2024, impulsado principalmente por el aumento de los pagos de intereses de la deuda, el incremento del gasto en prestaciones sociales y la relativamente baja generación de ingresos. Mientras tanto, la carga de la deuda federal aumentaría hasta cerca del 134% del PIB en 2035, frente al 98% en 2024.

Es probable que la calificación de Moody’s refuerce la actual tendencia del mercado en torno a la prima de riesgo estadounidense. Para ser claros, la acción de Moody’s no nos ha dicho nada que los inversores globales no supieran ya. Además, el movimiento de calificación de Moddy es técnicamente una puesta al día tardía con respecto a sus homólogos. De hecho, la prima de riesgo de Estados Unidos ha aumentado en los últimos meses, reflejando la elevada incertidumbre de la política comercial y la preocupación de los inversores por la credibilidad del marco político. A corto plazo, es posible que este nuevo titular erosione aún más el apetito de los inversores mundiales por los activos estadounidenses, aunque sea marginalmente. Ya hemos observado una importante rotación mundial desde Estados Unidos hacia Europa y otros mercados desde principios de año, un tema que sigue siendo relevante para lo que queda de 2025.

Los mercados de tipos y divisas están potencialmente expuestos a este nuevo choque de titulares. En marcado contraste con la respuesta del mercado a la sorprendente acción de calificación de S&P en 2011, no prevemos que los rendimientos de los UST disminuyan, reflejando una huida hacia la calidad. Esto se debe a que el mercado UST no ha sido capaz de ofrecer la misma actitud defensiva que solía ofrecer ante un shock de aversión al riesgo. Esto fue especialmente evidente en abril, cuando surgieron algunas turbulencias en los mercados mundiales a raíz del anuncio de los aranceles. Teniendo esto en cuenta, creemos que el movimiento de la calificación puede acentuar los riesgos al alza de los rendimientos de los UST, aunque no creemos que la acción de calificación de Moody’s resulte ser un acontecimiento importante para el mercado. En cuanto a las divisas, el USD ya ha estado sometido a una considerable presión a la baja, y prevemos que los riesgos a la baja seguirán predominando en el periodo venidero. Por último, en caso de que los rendimientos de los UST se establezcan en un nivel más alto, esto podría representar en última instancia un riesgo para la valoración del mercado de renta variable, pero creemos que aún estamos lejos del umbral de dolor potencial.