Escudos contra la inflación y la volatilidad

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | La mejor defensa es un buen ataque: ante la agitación actual, el inversor en fondos puede reajustar sus carteras para que actúen como escudos contra la inflación y la volatilidad, al tiempo que le permitan mejorar sus posiciones a medio y largo plazo.

En analizar estos escudos para el inversor se centra el último número de la revista GESTORES, editado junto al mensual CONSEJEROS publicado en octubre. Cuatro miembros del Consejo Editorial de GESTORES dan las claves para construir estas defensas frente a la inflación y la volatilidad provocadas, básicamente, por la criminal guerra de Putin.

“Si miramos y trabajamos para los próximos tres a cinco años, los próximos doce meses son el periodo de las oportunidades, donde por primera vez en diez años la renta fija volverá a jugar un papel fundamental en las carteras y, además, ofreciendo rentabilidades por encima del 2 al 3%”, señala Gonzalo Rengifo, director general de Pictet para Iberia y Latam. “Sería poco profesional afirmar que se pueden obtener rentabilidades reales positivas con inflación de doble dígito, pero debemos pensar en la inflación media para los próximos cinco años y lo que nos está diciendo el mercado es que debería acercarse al objetivo de los bancos centrales, que es el 2%”, añade el consejero editorial de nuestra revista.

¿Es posible gestionar un fondo de inversión, o una cartera de fondos, de modo que el inversor esté protegido en los momentos de caída del mercado y de beneficie cuando sube moderadamente? La respuesta la da Ana Claver, directora general de Robeco Iberia, Latam y US Offshore, que recomienda estrategias conservadoras en fondos, cuyo proceso de inversión es “comprar dentro de la baja volatilidad, la parte más barata y de calidad y con el mejor momentum”. Es decir, que el factor que más pesa es invertir en títulos de baja volatilidad y “value”. “El resultado –explica la consejera editorial de GESTORES– son carteras con menor volatilidad, alta calidad, con rentabilidad por dividendo elevada, valoración atractiva y buen momentum de beneficios”. Un estilo que podría funcionar bien durante los próximos trimestres.

Respecto a la evolución de la renta fija, José María Martínez-Sanjuán, principal responsable de selección de fondos en Santander Private Banking, opina que hay que considerar dos escenarios posibles: “Si usted considera que la inflación está para quedarse un tiempo, hay que reducir su exposición a renta fija, especialmente a aquellos bonos con mayor duración y menor calidad crediticia, pues son los más sensibles a un aumento de tipos de interés y un deterioro de la economía. En un entorno de de alta inflación los bonos son los grandes perdedores”.

Pero el consejero editorial de GESTORES plantea también un segundo escenario posible: “Si, por el contrario, piensa que los tipos de interés ya han recogido un valor justo y, por tanto, no van a subir más, o incluso pueden caer de nuevo como consecuencia de una futura desaceleración económica, lo conveniente sería empezar a invertir a unos precios actuales cuyas rentabilidades futuras son ciertamente más atractivas de lo que han sido en el pasado reciente”. En este caso, “invertir en bonos con mayor duración sería la estrategia más adecuada, e incluso invertir en bonos de menos calidad crediticia”. También apuesta por valores cotizados de compañías “que exhiben una menor volatilidad gracias a la calidad de sus balances y a la resiliencia de sus modelos de negocio, que soportan mejor los periodos de mayor incertidumbre”.

En la misma línea apunta Lorenzo González, Institutional&Advidsory Business Sales Director de la gestora Nordea: “Un universo de inversión estable está compuesto por compañías de prestigio con beneficios constantes” sea cual sea la evolución del ciclo económico, por su capacidad para fijar los precios y de transmitir los aumentos de costes, “garantizando así el aumento de las ventas en un entorno inflacionario, incluso sin aumentos de volumen”.

“El paso final para formar la ecuación –añade el consejero editorial de GESTORES– sería un sólido balance financiero, que garantice que el crecimiento de las ventas se traduzca en un crecimiento de los beneficios. Como resultado, estas compañías ofrecen un elemento de protección frente a la inflación al ser poco sensibles al ciclo y menos vulnerables ante una recesión”.

Con estos criterios y un asesoramiento profesional y personalizado, los inversores en fondos pueden, sin duda, protegerse de la ola de inflación y volatilidad que azota los mercados.