Hace tiempo que China es algo más que una potencia manufacturera

Diogo Gomes UBS

Diogo Gomes (UBS AM Iberia) | El año pasado me sorprendió la visión inusualmente uniforme que el mercado tenía de China, inundada de negatividad y pesimismo, así como la consiguiente infraponderación y salida de capitales de los activos chinos. Entre las principales razones que explican este sentimiento destaca la imprevisibilidad que han introducido algunos años de medidas regulatorias, difíciles tanto para las empresas como para los inversores. Pero nuestro optimismo sobre China se basa en algo más estructural y de largo plazo, que no se ha visto comprometido por lo que considero una narrativa miope. 

Nuestra visión del mundo debe considerarse y sopesarse cuidadosamente a la hora de invertir, sobre todo cuando se trata de un país complejo como China. Teniendo en cuenta las perspectivas de China en un entorno económico y macroeconómico cambiante, ¿es nuestra visión optimista un desafío para el statu quo negativo?

Para pensar en las oportunidades de cara al futuro, los inversores deben cambiar su mentalidad y pasar de un viejo modelo de China a uno nuevo. El país sigue siendo una potencia manufacturera, pero hace tiempo que es más que eso. El sector tecnológico, propulsado por innovaciones tan profundas y cotidianas, puede ocupar el lugar de un mercado inmobiliario que se desinfla, lo que cambiaría para siempre la dinámica y la naturaleza del crecimiento económico del país. 

Al mismo tiempo, hay aspectos de la economía que están subdesarrollados. A medida que China mejore su red de seguridad social y sus mercados de capitales, los sectores de la atención sanitaria y los servicios financieros seguirán evolucionando, lo que debería permitir a los consumidores chinos gastar y apoyar una economía más equilibrada y madura. 

Por ahora, China sólo necesita algo de tiempo para recuperar el impulso. Lo más importante a corto plazo es restablecer un marco político predecible. La mayor parte de la economía ha regresado a la senda de la recuperación, con la excepción del mercado inmobiliario. Por eso, poner remedio a un sector tan deprimido, que inmovilizó tanto capital e inversiones, debe ser uno de los principales focos de atención. 

En conjunto, el Gobierno chino está aplicando políticas fiscalmente responsables que avanzan con disciplina, lo que constituye un planteamiento clásico a largo plazo. Para los inversores globales, abogaríamos por una forma de pensar similar. Tengan paciencia con un mercado inmobiliario en proceso de desapalancamiento; tengan confianza en todas las grandes cosas que están ocurriendo en China. Debemos mirar hacia el futuro mientras somos testigos de cómo China pasa de un protagonizar un relato basado en la cantidad del PIB a otro basado en la calidad del PIB.