Inversores chinos buscan piso en zona

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | No es que se me haya olvidado la concordancia entre sujeto y verbo. Ni tampoco se me ha perdido el “esta” que debería aparecer antes de “zona”. Me limito a reproducir el texto de la publicidad que ha llenado hace poco los buzones de uno los barrios más cotizados de Madrid. Un mensaje que ilustra las contradicciones del actual mercado inmobiliario, que en realidad no sabemos si sube, si baja o si, como en la oscarizada película, sucede todo a la vez y al mismo tiempo. En cualquier caso, sólo es alternativa a los fondos de inversión con visión de largo plazo y si asumimos que convertir los ladrillos en liquidez puede ser muy complicado en determinados momentos.

Primero unos grandes caracteres en chino. Luego, el sujeto en rojo: “Inversores chinos”. A continuación, en tipografía negra bastante más grande y en mayúsculas: “BUSCA PISO EN ZONA”. Firma un nombre chino castellanizado y el mismo nombre (supongo) en mandarín, todo ello rematado por un gran número de teléfono en rojo.

Los mensajes que transmite esta publicidad –medio folio impreso artesanalmente– son muy ilustrativos. Veamos:

El primero, y más evidente, es que hay dinero chino dispuesto a invertir en esta cotizada zona de la capital de España. Que la publicidad subraye, con sus símbolos en mandarín, que los inversores son orientales transmite solvencia: todos damos por supuesto que la potente comunidad china asentada en Madrid, y en España en general, dispone de recursos para montar todo tipo de negocios. Y, por supuesto, también para invertir en inmuebles.

El segundo mensaje también está claro: quienes buscan pisos son inversores, no familias que quieran vivir en ellos. ¿Para qué los buscan? Seguramente, no para esperar hacer negocio con una plusvalía a medio o largo plazo (el recentísimo calentón de los precios, aunque se haya frenado por la subida de los tipos hipotecarios, dificulta las plusvalías a corto plazo en el ladrillo). Es obvio que esos inversores chinos quieren comprar pisos para alquilarlos.

Lo cual nos lleva a otro mensaje claro: hay demanda de pisos para su posterior alquiler, pero seguramente no a ciudadanos chinos atraídos por sus posiblemente familiares ya asentados en España. En ese caso, lo más probable es que los inversores buscaran inmuebles en zonas más asequibles o incluso con mayor presencia de compatriotas orientales, como por ejemplo el madrileño distrito de Usera, donde residen la cuarta parte de los 35.985 chinos empadronados en Madrid (datos de julio de 2022).

Como es poco probable que los inversores chinos quieran alquilar a sus compatriotas pisos en un distrito céntrico que es de los más cotizados de la capital, su objetivo es otro. Posiblemente, los estudiantes que llenan el creciente número de universidades de la zona: aparte de la cercana y enorme Complutense y de una de las mayores y más prestigiosas privadas (ICADE-Comillas), han proliferado en los últimos tiempos los campus privados, repletos además de “Erasmus” y estudiantes foráneos. Un colectivo generalmente de alto poder adquisitivo (paterno) que está pagando ya unos 600 euros al mes por una habitación razonable en este barrio no sólo universitario, sino también famoso por su oferta de bares, restaurantes, comercio, cines y todo tipo de actividades culturales y de ocio…

¿Sorprende que, pese al calentón de los precios postpandemia y pese a que el mercado inmobiliario se haya enfriado un poco, aparezcan ahora estos “inversores chinos busca piso en zona”? Tres habitaciones a 600 euros al mes, son 1.800 euros mensuales, 21.600 euros al año (menos gastos). Una renta no muy grande si has tenido que pagar medio millón de euros o más por un piso de tres dormitorios en ese barrio y, además, hacer en él una mínima reforma. Otra posibilidad es que alquilen el inmueble a familias con alto poder adquisitivo, en cuyo caso la renta mensual puede superar esos 1.800 euros mensuales, aunque sólo si el piso es realmente bueno y está en excelentes condiciones. En cualquier caso, los chinos, con su cultura milenaria, son inversores pacientes, pagan al contado (por lo que son inmunes al euribor) y tienen claro que el inmobiliario de calidad siempre acaba subiendo a medio y largo plazo, aunque sufra enfriamientos puntuales.

La diferencia entre el inversor chino y el inversor local en fondos es que este último quizás no disponga de tanto tiempo para rentabilizar una fuerte inversión en inmuebles. Por no hablar de que seguramente necesite liquidez en cualquier momento, lo que quizás le obligaría a vender el inmueble con minusvalías.

En cualquier caso, ya saben: los inversores chinos, que llevan años colocando dinero en el mercado inmobiliario, siguen a la caza de oportunidades. Todo un síntoma de que, en el fondo, continúan viendo posibilidades en la economía española.