Invertir en nosotros

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | “Hay que propagarse, diseminarse por el universo. Entonces tendremos en alguna parte una cosecha segura, a prueba de fracasos”, afirma una residente de Nueva Toledo, localidad ubicada en el planeta Marte. Es una de las protagonistas de un relato incluido en “Remedio para melancólicos”, de Ray Bradbury. Pero no tendremos tiempo para escapar a otros mundos si no frenamos el desastre climático de nuestra Tierra, un esfuerzo en el que también puede colaborar la inversión colectiva.

El pasado 18 de febrero asistimos, casi en directo, al amartizaje de la sonda Perseverance. Al posarse sobre el ansiado Planeta Rojo, este ingenio robotizado dio, siguiendo la tradición, un gran paso para la humanidad, quizás parecido al que soñó Bradbury cuando en 1959 publicó su “Remedio para melancólicos” o cuando, nueve años antes, editó sus imprescindibles y maravillosas “Crónicas marcianas”.

El director científico de la misión Perserverance, Ken Williford, explicó que, en su objetivo de encontrar vestigios de vida en Marte, esta misión busca “microbios primitivos en un mundo alienígena”. Una paradoja esto de buscar microbios en el Planeta Rojo, mientras en nuestra vieja Tierra sufrimos aún el castigo de ese ser microscópico de origen zoonótico (transmitido de animales a humanos), que ha trastocado nuestras vidas y nos ha dado una dura lección: si no cuidamos nuestro entorno, nuestro planeta, no nos dará tiempo a fundar una Nueva Toledo en Marte antes de que otro microorganismo letal huya de unas selvas en retroceso para adentrarse hasta el fondo de nuestras ciudades.

El primer motivo evidente para invertir en la mejora del medio ambiente, en la lucha contra el cambio climático, es, por tanto, la búsqueda de nuestra propia supervivencia. Sin olvidar que, además, puede ser una inversión muy rentable desde el punto de vista exclusivamente financiero, como se ilustra en los amplios análisis sobre compañías y fondos centrados en energías renovables publicados en la quinta edición de la revista “GESTORES” (editado conjuntamente con el mensual “CONSEJEROS” de abril). Cada vez más compañías se adentran en el sector de las energías renovables e incluso exploran nuevas posibilidades, como las que permite el hidrógeno. Un detallado informe de nuestro colaborador Alejandro Scherk analiza las perspectivas de algunas de las más importantes empresas que están más implicadas en las renovables. Compañías a las que el inversor puede acceder a través de los más de sesenta fondos de inversión especializados en el sector de estas nuevas energías. Nuestra colaboradora Mar Barrero analiza estos fondos y desvela que invertir en ellos no sólo ayuda a la mejora del medio ambiente, sino que es además una estrategia muy rentable.

Mientras el mundo de la gestión de activos se hace cada vez más verde, otra buena noticia es que, aproximadamente un año después de que en España se decretara el primer estado de alarma por el Covid, los inversores en fondos han logrado al menos mantener el tipo: según los datos de Inverco, desde finales de febrero de 2020 a finales del mismo mes de este año, los fondos de inversión nacionales aumentaron su patrimonio en un 4,1 por ciento, al pasar de los 271.251 millones a los 282.365 millones de euros. Estos más de 10.000 millones de euros de crecimiento se explican, en un 80 por ciento, por la espectacular recuperación de los mercados tras el impacto inicial de la pandemia. Pero el resto se debe a suscripciones netas, es decir, a que los inversores han seguido colocando su dinero en los fondos de inversión. Porque incluso en medio de una de las peores crisis sociales y económicas que se recuerda, los fondos han demostrado sus capacidades y su atractivo.

Pero no debemos confiarnos. Una cartera bien diversificada es la mejor protección contra nuevas crisis, sean o no pandémicas. Sin olvidar la necesidad de invertir en nuestro propio futuro. Para recordarlo, puesto que he comenzado con un clásico, terminaré con otro muy anterior, el que cantó la cólera de Aquiles y puso en su boca: “Creo que desandar el camino debemos (…), y volvernos atrás, si podemos huir de la muerte, pues, unidas, la peste y la guerra nos hieren a todos”. Unámonos a este canto primero de la “Iliada” y desandemos el camino que nos ha llevado a la peste por abusar de nuestra Tierra.