La Fed ha incrementado la volatilidad en los mercados mediante anuncios inesperados y una comunicación ambigua

Pablo Duarte

Pablo Duarte (Flossbach von Storch) | En diciembre la inflación de los Estados Unidos y de la eurozona aumentaron más de lo esperado. Paralelamente, el mercado laboral estadounidense experimentó una creación de empleos superior a las previsiones. Estas dinámicas plantean interrogantes cruciales acerca de las futuras políticas monetarias y su impacto en las inversiones a comienzos de 2024.

El año 2023 terminó con euforia en los mercados gracias a que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) abrió la puerta a reducciones en sus tipos de interés. El anuncio fue sorpresivo porque los datos macroeconómicos hasta ese momento apuntaban a la necesidad de una política monetaria restrictiva por más tiempo. Concretamente, la inflación permanecía alta, el mercado laboral se mantenía robusto y las condiciones financieras se venían expandiendo y se fortalecieron aún más tras el anuncio.

Los datos más recientes añaden una capa de incertidumbre sobre las expectativas de la política monetaria.  La inflación y el empleo aumentaron nuevamente más de lo esperado, y las condiciones financieras siguen siendo expansivas. Según las indicaciones que la misma Fed venía dando, estos datos sugerirían una política de tasas más restrictiva. No obstante, la reciente desviación de la Fed de su guion habitual torna incierto el impacto de estos datos.

Por su parte, el Banco Central Europeo ha mantenido una postura restrictiva, a pesar de un debilitamiento progresivo en su economía, particularmente en el sector manufacturero. Aunque la inflación aumentó más de lo previsto en diciembre, impulsada por efectos base, los indicadores de inflación subyacente han mostrado una tendencia descendente. El BCE pareciera de repente estar más comprometido con controlar la inflación que la Fed.

La próxima reunión de la Fed será reveladora en cuanto a si ha modificado sustancialmente su interpretación de los datos económicos, o si su insinuación de diciembre fue una salida en falso. De mantener su inclinación a reducir las tasas a pesar de los indicadores, esto podría alimentar especulaciones sobre motivaciones políticas detrás de sus decisiones, particularmente en el contexto de evitar una recesión que pudiera favorecer políticamente a figuras como Donald Trump. En cambio, si la Fed revierte su dirección, esto ajustaría las expectativas del mercado, posiblemente erosionando las ganancias logradas en diciembre y retrasando la fase de reducción de tasas.

En resumen, la Fed ha incrementado la volatilidad en los mercados mediante anuncios inesperados y una comunicación ambigua en su interpretación de los datos económicos. En un contexto de inflación persistente y el riesgo de nuevos choques de oferta, como potenciales interrupciones en las cadenas de suministro debido a ataques a barcos de carga en el Mar Rojo, no sería sorprendente que los bancos centrales vuelvan a sorprender a los mercados en los meses venideros, para bien o para mal.