Pierre Debru (WisdomTree) | La última temporada de resultados en Europa confirma que las principales empresas de defensa del continente han pasado de la retórica a los resultados concretos.
Entre los contratistas de gran capitalización, con una capitalización bursátil superior a los 10.000 millones de dólares y que publicaron cifras correspondientes al primer trimestre, empresas como Rheinmetall, Leonardo, Thales, Safran y Airbus, muestran un crecimiento medio interanual en los ingresos de los últimos doce meses del 22,2%. En mayo de 2022, esa cifra apenas alcanzaba el 6,1%. El cambio en la visibilidad de los pedidos es aún más notable: actualmente estas compañías cuentan con una acumulación de pedidos equivalentes a casi 49 meses de ventas, en comparación con poco más de 30 meses en la primavera de 2022. En términos prácticos, las principales firmas europeas ya tienen suficientes contratos para mantener sus líneas de producción activas hasta finales de esta década y más allá.
Los catalizadores que impulsan este crecimiento son bien conocidos, aunque siguen ganando fuerza. En 2024, los países de la OTAN en Europa gastaron aproximadamente 326.000 millones de euros en defensa, lo que representa un aumento del 17%, y nuevas asignaciones plurianuales ya están nutriendo las carteras de pedidos de las empresas. El fondo especial de 100.000 millones de euros de Alemania financia nuevos programas de vehículos blindados, artillería y misiles; Polonia avanza hacia un gasto en defensa equivalente al 4% de su PIB; y el Reino Unido se ha comprometido a alcanzar el 2,5% para 2030. Bruselas está reforzando esta tendencia con políticas industriales: al menos la mitad de las adquisiciones futuras deberá realizarse dentro de Europa, y los proyectos cofinanciados por el Fondo Europeo de Defensa exigen colaboración transfronteriza, ampliando aún más el mercado accesible.
El contraste con Estados Unidos es revelador. Entre los contratistas estadounidenses de defensa con capitalizaciones superiores a los 10.000 millones de dólares, y que publicaron resultados del primer trimestre, los ingresos de los últimos doce meses crecieron de media un 12,4% interanual, muy por debajo de sus homólogos europeos (22,2%). El sentimiento de mercado también refleja esta divergencia: en lo que va de año, el índice MSCI Europe Aerospace & Defence ha subido alrededor de un 60%, mientras que su homólogo estadounidense ha aumentado aproximadamente un 20%.
Existen varios factores estructurales que explican el mejor desempeño europeo. Primero, décadas de baja inversión han dejado a Europa con inventarios históricamente bajos de municiones, vehículos y repuestos; sólo la reposición de estos inventarios ya representa un esfuerzo de varios años. Segundo, el aumento de las tensiones geopolíticas, amplificado por la incertidumbre respecto a la continuidad de las garantías de seguridad de EE. UU., ha impulsado a los gobiernos europeos a asumir una mayor responsabilidad en materia de defensa, acelerando los calendarios de adquisiciones. Tercero, la carrera por mantener una ventaja tecnológica en defensa está elevando los presupuestos de investigación y desarrollo, canalizando capital hacia programas de próxima generación. Por último, una estrategia activa de consolidación industrial, respaldada tanto por Bruselas como por los gobiernos nacionales, está dando lugar a empresas más grandes y mejor capitalizadas, capaces de lograr economías de escala y fomentar la autonomía estratégica en todo el continente.
En resumen, el sector de defensa europeo atraviesa un auténtico renacimiento en términos de crecimiento. Los ingresos avanzan a tasas de dos dígitos y las carteras de pedidos cubren ya casi cuatro años de ventas. Con las presiones de seguridad aún presentes y normas de adquisiciones que favorecen cada vez más a las empresas de defensa locales, este impulso probablemente se mantendrá más allá del año en curso.
Los datos, salvo que se indique lo contrario, proceden de WisdomTree y Bloomberg, a 28 de mayo de 2025.
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