David Norris (TwentyFour AM, Vontobel) | Tras los datos positivos del IPC de julio, los inversores prevén que la Reserva Federal podría estructurar un aterrizaje suave. Sin embargo, la publicación de las actas de la última reunión de la Fed parece haber enfriado ese sentimiento. Aunque hay muchas señales económicas que podrían interpretarse como un indicio de que la inflación está tocando techo, todavía hay demasiadas variables que podrían cambiar la narrativa.
Se espera que Jerome Powell continúe con su discurso sobre la lucha contra la inflación, al tiempo que disuade a los mercados de la idea de que la Fed ha dado un giro de tuerca. Su mensaje principal girará en torno a la determinación de la Fed de controlar la inflación, que es su objetivo principal, incluso si dicha política corre el riesgo de empujar la economía estadounidense a la recesión. En vísperas del discurso de Powell, los mercados de tipos han retrocedido en lo que se refiere al yied, con los yield del Tesoro a diez años envueltos nuevamente en torno al 3%. Por lo tanto, los mercados están anticipando una declaración con un tono más duro por parte de Powell en la línea de una «narrativa más alta durante más tiempo». La reacción inicial del mercado puede ser moderada, con la postura hawkish reflejada en los rendimientos del Tesoro, junto con el entendimiento de que la política de la Fed será dictada sobre la base de los datos y reunión por reunión.
La última cifra principal del IPC fue alentadora, pero también puso de manifiesto que el componente de vivienda de los datos de inflación (OER y alquiler) sigue siendo un factor importante. Las tarifas aéreas, los precios de los coches usados y el descenso de los precios de la gasolina en los surtidores fueron también factores que contribuyeron a la reducción del IPC. Sin embargo, debemos ser conscientes de que el gasto de consumo personal básico (PCE) es el barómetro preferido de la Fed y que esperamos estas últimas cifras a finales de esta semana.
La economía estadounidense ha soportado dos trimestres de crecimiento negativo del PIB; sin embargo, es difícil afirmar que EE.UU. está en recesión, teniendo la tasa de desempleo en el 3,5%, con aproximadamente 11 millones de puestos de trabajo sin cubrir. La Encuesta de Ofertas de Empleo y Rotación Laboral (JOLTS) de EE.UU. cayó en junio en 600.000 puestos, hasta alcanzar su nivel más bajo en nueve meses, lo que sugiere que la rigidez del mercado laboral se está relajando un poco en medio de las crecientes presiones económicas. Creemos que la actual política de la Reserva Federal está orientada a luchar contra la inflación abordando la demanda agregada a través de unos tipos más altos y, aunque se observan signos de ralentización de la economía, la continua fortaleza del mercado laboral estadounidense y del gasto de los consumidores ha puesto de manifiesto que cualquier recesión que se produzca podría ser de carácter superficial.
Según el diagrama de puntos de la Fed, podemos esperar que el tipo de los fondos de la Fed alcance el 3,75% en algún momento de la primera mitad de 2023 y que luego tenga una tendencia a la baja con una previsión a largo plazo del 2,50% a partir de entonces. Parece probable que la Fed siga subiendo los tipos durante el resto del año y no nos sorprendería que se detuviera a observar el panorama una vez que se alcance un tipo de fondos de la Fed del 3,50%.
Implicaciones para los mercados de deuda corporativa estadounidenses
Hemos asistido a un buen repunte en los mercados de deuda corporativa de EE.UU. desde principios de julio debido a varias razones técnicas y fundamentales. Desde el punto de vista técnico, la cobertura de posiciones cortas, la falta de inventarios de los intermediarios y un mercado de nuevas emisiones debilitado han proporcionado un fuerte telón de fondo al crédito, especialmente porque también hemos disfrutado de un aumento de las entradas en la renta fija IG y HY. Unos fundamentales fuertes, como una sólida temporada de beneficios en el segundo trimestre, unos balances corporativos consistentes, unas tasas de impago bajas y una mayor gestión del pasivo corporativo, han hecho que los diferenciales del high yield corporativo retrocedan desde los recientes máximos de 600 puntos básicos hasta los actuales 460, y que los diferenciales de la renta fija internacional se recuperen de 167 puntos básicos hasta los actuales 145 puntos básicos. A partir de aquí, la dirección del camino dependerá de la trayectoria de la inflación y de la política del banco central. Si la inflación sigue disminuyendo, esperaríamos que los diferenciales de los bonos high yield de EE.UU. llegaran a niveles más cercanos a los 400 puntos básicos. Sin embargo, si vemos una inflación persistente, con la que se esperan tipos de interés más altos durante más tiempo, esperaríamos un retroceso de los diferenciales de crédito hacia los máximos recientes, que sobre una base histórica representan un atractivo nivel de soporte para el crédito.