¿Volver a los fondos de renta fija?

Manuel Moreno Capa

Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Hace mes y medio titulaba esta columna: “Los fondos de renta fija no resucitan”. La acelerada subida de tipos y el enfriamiento del PIB global (en buena medida por culpa de Putin y su estúpida guerra) se lo ponen difícil al mercado de bonos. Sin embargo, ahora proliferan los análisis que consideran que ya ha pasado lo peor, por lo que sería el momento de ir volviendo a confiar en los fondos de renta fija.

Como de costumbre, se me hace cuesta arriba recomendar la inversión en fondos de renta fija, máxime cuando la escalada de la inflación dificulta que este tipo de productos obtenga rentabilidades suficientes para superar al IPC. Desde hace tiempo me parece poco adecuado el clásico reparto de carteras entre renta fija y renta variable, según el riesgo que esté dispuesto a asumir el inversor: si es más conservador, más fondos de bonos; si, por el contrario, es más agresivo, más fondos de Bolsa.

Hasta aquí, la teoría clásica. Pero lo cierto es que a medio y largo plazo los fondos de renta variable suelen ser ganadores. ¿Con riesgos de sufrir serios altibajos? Desde luego. Pero no menos cierto es el riesgo de arrastrar durante años rentabilidades positivas pero insuficientes para batir siquiera a la inflación, sobre todo cuando ésta vuelve a manifestarse con intensidades similares a las de los años setenta. La clave parece estar no en un reparto más o menos estándar entre renta fija y renta variable, sino más bien en acertar con los mercados y sectores de la renta variable ganadores. ¿Con un determinado porcentaje de renta fija para atemperar la cartera? Correcto. Pero creo que es mejor arbitrarlo no a través de fondos puros de renta fija, sino mediante fondos mixtos, de modo que sea el gestor quién decida qué porcentaje de bonos debe incluir en la cartera y qué momento elegir para hacerlo.

Dicho todo esto, y pese a asistir en las últimas décadas a sucesivas crisis de la renta fija tan o incluso más dañinas que las bursátiles, sí es cierto que últimamente aparecen análisis que pronostican una recuperación de los fondos que invierten en bonos. Lo curioso es que esas recomendaciones han surgido coincidiendo con un momento en que, debido a las subidas de tipos y a las crecientes incertidumbres sobre la guerra de Putin, todos los mercados se hundían: ni las acciones ni la renta fija se han escapado de la quema en este convulso mes de mayo. Y el desplome del bitcoin y las cripto en general no es más que el primer capítulo de lo que se veía venir desde hace meses: en enero decíamos que “la criptocrisis ya está aquí. O, al menos, dando sus primeras señales serias”. Y lo de mayo, con la luna estrellándose contra la terra, o viceversa, es sólo el primero de los cataclismos, aunque de eso hablaremos la próxima semana.

Pese a que todos los mercados están temblando (y algunos, como los de las cripto, descomponiéndose), los argumentos de quienes creen en la recuperación de los fondos de renta fija son claros: el mercado de bonos ha sufrido la peor crisis desde 1994, con caídas generalizadas no vistas desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Como además ya se considera que las subidas de tipos (incluida la última de 50 puntos básicos de la Reserva Federal este mes de mayo, la más fuerte desde el año 2000) ya están descontadas en los precios de los bonos, parece poco probable que el mercado de renta fija siga a la baja. Hay incluso quien ya estima que el banco central americano volverá a bajar tipos en 2024. Por todo ello, y tras ver al Bono USA a diez años en niveles del 3%, numerosos gestores de renta fija consideran que es momento de estar atento para comenzar a tomar posiciones, después de que sus fondos sufrieran serias minusvalías el año pasado, unas pérdidas que se aceleraron en el presente ejercicio por culpa del enloquecido autócrata del Kremlin y su absurda guerra suicida.

Hacen bien los gestores de bonos en prepararse para una eventual recuperación del mercado de renta fija, ante las crecientes evidencias de que efectivamente puede haber tocado fondo. La invasión de Ucrania –sobre todo si se enquista, se alarga y se convierte en un lastre permanente para la recuperación económica global– continúa siendo la principal incertidumbre, pero deberíamos confiar en que se irá enfriando, sobre todo a medida que las sanciones económicas occidentales estrangulen a las exportaciones rusas de gas y petróleo, Rusia cuente con cada vez menos recursos y sus ciudadanos comprendan que no se come de la propaganda del Kremlin mientras el PIB del país retrocede un 15 o un 20% anual y mientras, además, siguen llegando a los cementerios cientos de bolsas de plásticos con jóvenes soldados sacrificados por la locura de Putin.

En este escenario, el inversor debe mantener la cabeza fría. Aunque los gestores ya estén preparados para incrementar posiciones en el mercado de bonos, quizás sea pronto para que los inversores vuelvan con ganas a los fondos de renta fija. Aunque también la renta variable haya sufrido mucho en los últimos tiempos, sus perspectivas de recuperación siguen siendo más claras, sobre todo en determinados sectores y mercados.