Santander Research | La compañía (Baa1 e, BBB+ e, BBB+ e) celebró ayer en Londres su Día del Inversor para ofrecer una actualización de su plan estratégico para el periodo 2024-26. Iberdrola se propone invertir en crecimiento, prestando mayor atención a las redes, al tiempo que mantiene su pleno compromiso con la solidez financiera, la sostenibilidad y la rentabilidad para el accionista. Iberdrola contempla una inversión neta de 41.000 millones de euros en el periodo, de los que 5.000 millones serán aportados por socios en proyectos renovables. De los 36.000 millones de euros que invertirá la propia compañía, unos 11.000 millones de euros corresponderán a inversiones en mantenimiento y unos 25.000 millones de euros a inversiones en crecimiento. La inversión de 36.000 millones de euros se repartirá entre redes (21.500 millones de euros), energías renovables (10.500 millones de euros), producción de energía y clientes (2.500 millones de euros) y energías renovables gestionables (ajustables a la demanda) y almacenamiento (1.500 millones de euros). Alrededor del 85% de la inversión se realizará en países con calificación «single-A» y marcos regulatorios sólidos. La inversión en redes impulsará la base de activos regulados (BAR) de la división en un 38% entre 2022 y 2026, hasta unos 54.000 millones de euros. El énfasis en las redes de distribución y transporte responde a la necesidad de reforzar las infraestructuras como elemento clave de la transición energética. La mayor parte de la inversión en redes se concentrará en Estados Unidos, donde existe una gran demanda de inversión y un buen apoyo regulatorio, seguido del Reino Unido y Brasil; España está sujeta a una legislación (en revisión) que limita la inversión como proporción del PIB. Se prevé que la inversión en energías renovables alcance los 10.500 millones de euros, de los cuales el 54% se destinará a la eólica marina, el 28% a la terrestre y el 18% a la solar.
Iberdrola prevé que el EBITDA crezca a una tasa anual compuesta en el rango del 5-9%, hasta situarse entre 16.500 y 17.000 millones de euros en 2026. Alrededor del 70% de los beneficios previstos no están vinculados a los precios de la electricidad, y el 50% procederá del negocio de redes. A pesar del elevado nivel de gasto en inversión, se estima que la deuda neta crecerá a un ritmo más lento (favorecida por la venta de los activos mexicanos y la decisión de abandonar la adquisición de PNM) y que los principales ratios crediticios mejorarán. Se calcula que el ratio deuda neta (excluidos los bonos híbridos)/EBITDA descenderá a 3,2x en 2025 y se mantendrá sin cambios en 2026, frente a 3,3x en 2023. Se prevé que el ratio FFO/deuda neta aumente hasta el 24,5% en 2025, antes de retroceder ligeramente hasta el 24,2% en 2026 desde un 23,2% en 2023. Iberdrola estima que esto equivaldría a un ratio FFO/deuda neta ajustado por las agencias de calificación del 19-20%, muy por encima del mínimo del 17% exigido por S&P para la calificación BBB+, mientras que Moody’s ha señalado un riesgo de rebaja si el ratio cayera por debajo del 18-19%. Iberdrola pretende cumplir con la exigencia de las agencias de calificación de disponer de 22 meses de cobertura para los vencimientos de deuda. En cuanto a los híbridos, Iberdrola está satisfecha con su volumen de deuda subordinada y refinanciará los bonos en sus fechas de amortización.
Opinión de Research: Consideramos que Iberdrola ofreció una actualización estratégica tranquilizadora, en la que no hubo sorpresas, sino más bien una continuación de su enfoque «seguro y consistente». A lo largo de los años, el grupo ha desplazado el centro de gravedad de su programa de inversiones desde las energías renovables hacia las redes, donde la necesidad de mejorar la infraestructura es más urgente y potencialmente más rentable. La inversión en energías renovables (reguladas o con contratos a largo plazo) también puede encajar bien con el creciente negocio de almacenamiento de Iberdrola. La compañía sigue interesada en el hidrógeno, pero este negocio tendrá que madurar antes de que la inversión aumente significativamente. El éxito en la ejecución del plan de inversiones de EUR 41mm será crucial para que Iberdrola pueda cumplir sus previsiones de beneficios, pero su trayectoria ha sido excelente. Nos gusta la política conservadora que sigue Iberdrola en materia de balance, que permite disponer de una buena holgura dentro de la calificación crediticia, aunque no prevemos subidas de la calificación. Si bien seguimos percibiendo al grupo como un líder en la transición energética y una parte fundamental de una cartera de utilities, todavía creemos que sus bonos heredados del pasado son ilíquidos y caros, lo que distorsiona su curva de crédito y nos lleva a mantener nuestra recomendación Neutral. Aumentaríamos la exposición a través del mercado primario.