La Fed y el BCE dejarán de estar sincronizados en el futuro previsible por los efectos diferentes de la guerra de Ucrania en sus economías

Christine Lagarde y Jerome Powell

Link Securities | Según dijo ayer la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), la francesa Christine Lagarde, y recogió la agencia Reuters, los dos principales bancos centrales del mundo dejarán de estar sincronizados en el futuro previsible, ya que la guerra en Ucrania tiene efectos muy diferentes en sus economías. En este sentido, Lagarde afirmó que las dos economías están en un lugar diferente en el ciclo económico, incluso antes de la guerra en Ucrania. Así, y siempre según Lagarde, por razones geográficas, Europa está mucho más expuesta (a la guerra) que EEUU. Lagarde dijo, además, que la economía estadounidense depende menos que la europea de las importaciones de materias primas y que su comercio también se verá menos afectado, por lo que los dos bancos centrales tendrán que desincronizarse. En su opinión, como consecuencia de la guerra, Europa deberá acelerar la ecologización de su economía para reducir su dependencia de la energía de Rusia, su mayor proveedor de gas natural. Esta transición será inflacionaria en el corto y medio plazo, advirtió Lagarde, aunque el impacto a largo plazo de la transición pesará sobre los precios.

Valoración: vemos muy complicado que pueda salir adelante “la ecologización” de la economía de la Eurozona, tal y como señala en su discurso Lagarde, sin que ello represente un duro golpe para la economía de la región, tanto para los ciudadanos, que verán su poder adquisitivo diezmado, como para las empresas, muchas de las cuales se plantearán por pura necesidad, la deslocalización de muchas de sus plantas de producción, lo que tendrá un impacto directo en el empleo. Estamos seguros que la presidenta del BCE es plenamente consciente de ello. Es por ello que, en nuestra opinión, Europa debería replantearse seriamente el diseño del actual proceso de transición energética y no seguir apostando por energías que, si bien pueden ser de gran ayuda para rebajar las emisiones, se han mostrado incapaces, por muchos motivos, de ser sustitutas fiables de los combustibles sólidos.