Morgan Stanley | España ha destacado en la zona euro por su sólida evolución económica con un crecimiento del PIB superior al de sus pares y una recuperación postpandemia especialmente fuerte. Este dinamismo ha despertado un mayor interés inversor que se ha reflejado en el Ibex cerca de máximos históricos y spreadsmuy ajustados frente a Alemania. Aunque se espera una desaceleración gradual (+2,9% anual en 2025 y +2,4% anual en 2026), el crecimiento potencial ha aumentado desde el +1,5% previo a la pandemia hasta cerca del +2% actual. Los dos motores principales de este crecimiento han sido la inmigración, que representó cerca de un tercio del PIB en 2024, y la inversión impulsada por los fondos europeos del RRF. España ha recibido ya 55.000 M€ en subvenciones con foco en tecnología verde y aún puede solicitar 25.000 M€ adicionales hasta agosto de 2026. Aunque se prevé que la inversión pública se modere después de ese año, el sector privado muestra señales claras de continuidad con proyectos industriales relevantes y ventajas estructurales como costes laborales bajos y electricidad más barata que en otros países europeos. Si España aún no se ha convertido en un hub industrial se debe a las limitaciones de su red eléctrica que dificultan nuevas conexiones y frenan el crecimiento. Entre 2020 y 2024 se rechazaron solicitudes de conexión por 100 GWh debido a falta de capacidad y los bajos retornos regulados desincentivan la inversión en expansión de la red. Resolver estos obstáculos sería clave para atraer más inversión y dinamizar sectores como la construcción, pero es un tema que no figura con fuerza en la agenda política actual
Las limitaciones de la red eléctrica dificultan nuevas conexiones y que España pueda convertirse en un hub industrial



