Los mercados esperan que los tres principales bancos centrales opten esta semana por moderar el ritmo de sus alzas de tipos y lleven a cabo una de 50 p.b.

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J.J. Fdez- Figares (Link Securities) | Los inversores afrontan a partir de hoy la que posiblemente sea la semana que determine la tendencia que adoptan las bolsas occidentales de cara al cierre del ejercicio. Así, en cuestión de unos pocos días se reúnen los comités de política monetaria de los tres principales bancos centrales occidentales: i) los días 13 y 14 lo hará el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal (Fed); mientras que ii) el jueves día 15 lo harán el Consejo de Gobierno del BCE y el Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra (BoE). Si bien todo el mercado, analistas e inversores, espera que los órganos de dirección de las tres entidades opten por moderar el ritmo de sus alzas de tipos y lleven a cabo una de 50 puntos básicos, lo verdaderamente importante será conocer durante cuánto tiempo más y hasta dónde pretenden subir sus tasas oficiales, es decir, cuál va a ser en cada caso la tasa terminal. También será muy importante conocer las intenciones de estos bancos centrales, concretamente del BCE, sobre su balance y cómo pretende reducir su tamaño. A lo largo de la semana, y en este comentario, iremos analizando con más detalle lo que se espera de cada una de estas reuniones. 

No obstante, cabe reiterar que la variable que determinará la actuación de estas instituciones será la inflación, la cual es previsible que, gracias a los efectos base, a los menores problemas en las cadenas de suministro y a la cada vez mayor debilidad de la demanda, comience a desacelerarse sensiblemente en los próximos meses. No obstante, vemos complicado, al menos en Europa, que durante 2023 esta variable se acerque al objetivo del 2% establecido por los bancos centrales. La tarea de los mismos será intentar que este hito, el alcanzar el objetivo del 2%, se alcance lo antes posible sin provocar un “aterrizaje brusco” de las economías, es decir, sin precipitar las mismas a una dura recesión. Hasta que los inversores no tengan una visión más clara de cuál será el escenario al que se enfrentarán las empresas cotizadas, creemos que seguiremos asistiendo a momentos puntuales de tensión en los mercados, similares a los vividos a lo largo del presente ejercicio. 

En el inmediato corto plazo, y de cara al cierre anual, será la interpretación de lo que “hagan y digan” los mencionados bancos centrales en los próximos días lo que determine el comportamiento de los mercados financieros occidentales: divisas, renta fija y renta variable. Antes, los inversores dispondrán mañana de una importante referencia: la publicación en EEUU del IPC de noviembre, variable cuya tasa de crecimiento interanual se espera que haya experimentado una sensible desaceleración con respecto a octubre. No obstante, y de cara a la reacción de los mercados a su publicación, consideramos que el riesgo es mayor a la baja, si la inflación estadounidense se ha portado en el mes “peor” de lo esperado, que, al alza, ya que, en principio, los analistas dan por hecho la mencionada desaceleración del crecimiento de esta variable. Sea como sea, la Fed estamos seguros que analizará en detalle su comportamiento en el citado mes. 

Mientras, y a la espera de los mencionados acontecimientos, esperamos que hoy las bolsas europeas abran a la baja, siguiendo de esta forma la estela dejada por Wall Street el viernes, mercado en el que fue mal recibida la publicación del índice de precios de la producción (IPP) estadounidense del mes de noviembre que, se comportó sensiblemente peor de lo proyectado por los analistas. Además, esta madrugada las principales plazas bursátiles asiáticas también han cerrado a la baja y ello a pesar de que en China las autoridades siguen retirando restricciones contra el Covid-19 en su objetivo de acelerar la reapertura de esta economía. Sin embargo, existen muchas dudas sobre este proceso, ya que se teme que una reapertura brusca del país provoque en el corto plazo millones de casos, lo que terminaría afectando directamente a la actividad económica por las bajas laborales que ello conlleve, tal y como pasó en su día en los países desarrollados. Habrá, por tanto, que estar pendientes de cómo evoluciona la situación sanitaria en el país asiático por el impacto que pueda tener en la actividad global, al menos en los próximos meses.