Mobeen Tahir (WisdomTree) | «Si alguna vez fuera posible controlar a voluntad la velocidad de desintegración de los radioelementos, se podría obtener una enorme cantidad de energía a partir de una pequeña cantidad de materia». – Ernest Rutherford, físico británico considerado el padre de la ciencia nuclear por su contribución a la teoría de la estructura atómica (1904).
La historia de la energía nuclear comienza con la antigua idea griega de que toda la materia está formada por átomos indivisibles. Pero no fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX cuando los científicos empezaron a desentrañar los secretos del átomo. En 1896, Henri Becquerel descubrió la radiactividad, a lo que siguieron los trabajos de Marie y Pierre Curie para aislar los elementos radiactivos. Los experimentos de Ernest Rutherford revelaron más tarde el núcleo del átomo, sentando las bases de las reacciones nucleares.
El verdadero punto de inflexión se produjo en 1938, cuando los científicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann descubrieron la fisión nuclear, es decir, la división del núcleo de un átomo para liberar energía. Este avance dio lugar al primer reactor nuclear en 1942, supervisado por Enrico Fermi en Chicago. La energía nuclear, que en un principio se utilizó con fines bélicos, pronto encontró aplicaciones pacíficas, suministrando energía a hogares y ciudades. El potencial que imaginó Rutherford era ahora real: una fuerza transformadora de la ciencia y la sociedad.
Pero el camino de la energía nuclear no ha sido nada fácil. Los accidentes de gran repercusión suscitaron reacciones públicas y provocaron cierres generalizados, especialmente tras el de Fukushima en el año 2011.
En nuestras perspectivas temáticas de principios de año, señalábamos que esta situación estaba empezando a cambiar. Las grandes tecnológicas están invirtiendo en energía nuclear para alimentar sus centros de datos. También sugerimos que Trump podría desempeñar un papel importante, ya que la desregulación permite una innovación más rápida y aumenta la necesidad de fuentes de energía sostenibles.
Ahora, Trump ha hecho un movimiento audaz y los mercados están prestando atención.
Órdenes ejecutivas de Trump
El 23 de mayo de 2025, el presidente Donald Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas diseñadas para ampliar drásticamente la capacidad de energía nuclear de Estados Unidos y reafirmar el liderazgo estadounidense en este campo. Bajo el lema «Revigorizar la base industrial nuclear«, Trump fijó un ambicioso objetivo: cuadruplicar la capacidad nuclear de 100 gigavatios a 400 gigavatios para el año 2050. Esto incluye planes para aumentar la potencia de las centrales existentes, la construcción de 10 nuevos grandes reactores para el año 2030 y reformas radicales del Departamento de Energía (DOE) y la Comisión Reguladora Nuclear (NRC). Las órdenes exigen decisiones de concesión de licencias en un plazo de 18 meses para los nuevos reactores y una mayor flexibilidad a la hora de probar y desplegar tecnologías nucleares avanzadas.
La razón de esta decisión es tanto estratégica como económica. Estados Unidos ha visto disminuir su participación en el escenario nuclear mundial, ya que el 87 % de los nuevos reactores desde 2017 se basan en diseños extranjeros. Las órdenes de Trump pretenden invertir esta tendencia revitalizando los ciclos de combustible nacionales, apoyando el desarrollo de pequeños reactores modulares y avanzados, y ampliando la mano de obra nuclear. La iniciativa también incluye esfuerzos para volver a poner en marcha plantas cerradas con fines de defensa y agilizar las revisiones medioambientales. Como señaló el Nuclear Energy Institute, estas medidas son vitales para la independencia energética y la seguridad nacional, situando a la energía nuclear en el centro de la futura estrategia energética de Estados Unidos[1].
La reacción del mercado lo dice todo
Gráfica 1: La fuerte recuperación de la temática nuclear significa optimismo en el mercado

Fuente: WisdomTree y Bloomberg, datos a 28 de mayo de 2025, NTR significa rentabilidad total neta. La rentabilidad histórica no es indicativa de la rentabilidad a futuro y cualquier inversión puede perder valor.
La mayoría de las temáticas con exposición significativa a EE. UU. se enfrentaron a vientos en contra en el primer trimestre del año, y «uranio y energía nuclear» no fue una excepción. Sin embargo, la recuperación de la temática en el segundo trimestre ha sido notable. La reacción del mercado a la orden ejecutiva de Trump ha sido sorprendentemente positiva.
En WisdomTree, consideramos que la cadena de valor del uranio y la energía nuclear se divide en tres segmentos: empresas upstream (normalmente mineras y productoras de combustibles nucleares como el uranio), empresas midstream (proveedoras de productos y servicios esenciales para la industria nuclear) e innovadoras (desarrolladoras de tecnologías avanzadas como los pequeños reactores modulares).
Si observamos las acciones más rentables del WisdomTree Uranium and Nuclear Energy UCITS Index por rentabilidad total en lo que va de año, vemos una interesante mezcla de empresas:
Gráfica 2: Acciones más rentables del WisdomTree Uranium and Nuclear Energy UCITS Index por rentabilidad total en lo que va de año

De la tabla anterior se desprende claramente que el interés del mercado este año abarca una amplia gama de empresas, no solo las mineras de uranio. También incluye empresas que desarrollan tecnologías nucleares avanzadas, como pequeños reactores modulares. Muchos de estos desarrolladores de tecnologías avanzadas, como Oklo, aún no generan ingresos, ya que los reactores modulares pequeños están todavía en las primeras fases de utilización, pero despiertan gran interés entre los inversores por su potencial transformador. Los mercados ven a estas empresas cada vez más favorablemente a la luz de la orden ejecutiva de Trump, que se considera un catalizador que podría acelerar el desarrollo e impulsar un impacto duradero.
Conclusión
La orden ejecutiva de Trump consolida el lugar de la energía nuclear entre las tecnologías principales que se espera que satisfagan las necesidades energéticas mundiales en rápido crecimiento. También marca un claro punto de inflexión en el sentimiento del mercado, aprovechando el impulso que comenzó el año pasado con la adopción de la energía nuclear por parte de empresas tecnológicas. Creemos que la reacción del mercado destaca la gran oportunidad que se presenta a los inversores en toda la cadena de valor del uranio y la energía nuclear.



