Las valoraciones, en una encrucijada

Edmond de Rothschild | Tomemos el caso de un inversor estadounidense que tenga que elegir entre tres clases de activos de referencia: los fondos del mercado monetario, los bonos con grado de inversión y el S&P 500. Los tres ofrecían el mismo yield a mediados de junio, como si las primas de riesgo hubieran pasado a un segundo plano. Los tres ofrecían el mismo yield a mediados de junio, más bien como si las primas de riesgo hubieran pasado a un segundo plano. Básicamente, los argumentos a favor de sobreponderar la renta variable hoy -cuando aún existe riesgo de recesión- han de basarse en la expectativa de que se avecina un shock de crecimiento. Podríamos, por ejemplo, ver la revolución de la inteligencia artificial como un shock (incluso si los valores directamente afectados por la IA ya están muy caros). En este escenario, la inteligencia artificial es una fuerza capaz de generar enormes ganancias de productividad en todos los sectores económicos.

Desde el célebre aforismo de Robert Solow, «La era informática se ve en todas partes menos en las estadísticas de productividad», las nuevas tecnologías no suelen generar los aumentos de productividad esperados. Según el economista Robert Gordon, la revolución de Internet mejoró de hecho la productividad estadounidense en la década comprendida entre 1995 y 2005, pero sólo durante ese periodo. Por lo demás, la ausencia de aumento de la productividad en los demás países desarrollados es, cuando menos, desconcertante.

Por supuesto, podría ser diferente en el caso de la inteligencia artificial, pero los episodios anteriores justifican un mínimo de cautela. Además, a más corto plazo tendremos que hacer frente a factores desfavorables como los esfuerzos de los bancos centrales por enfriar la economía, una inminente contracción de la liquidez y el declive de la inflación de la codicia. En consecuencia, nuestras carteras sólo están ligeramente infraponderadas (y no sobreponderadas) en renta variable.

En cuanto a los bonos, el hecho de que los bancos centrales puedan endurecer más allá de las expectativas actuales del mercado no es todavía preocupante para la duración. De hecho, los tramos medio y largo de la curva de rendimientos podrían beneficiarse de la determinación de los bancos centrales de derrotar a la inflación como forma de recortar los tipos de interés más adelante. Y las esperanzas sólo pueden aumentar si continúa la desinflación en los próximos meses. Esta es la razón por la que estamos sobreponderados en renta fija, favoreciendo bonos con grado de inversión, así como bonos high yield de buena calidad (BB por ejemplo).

El hecho de que tengamos más confianza en que se produzca una desinflación que en una nueva era en la que la inteligencia artificial impulse la productividad y prefiramos la renta fija a la renta variable se basa simplemente en el entorno actual. Sigue existiendo el riesgo de recesión y de reducción de la liquidez a causa de un endurecimiento excesivo de los bancos centrales, lo que podría eclipsar las perspectivas a más largo plazo basadas en avances que cambien las reglas del juego.