“Tightening interruptus”

Ana Racionero (Intermoney) | Los acontecimientos derivados de la quiebra del SVB y del cierre por sorpresa este fin de semana del Signature Bank de Nueva York obligaban a la FED a adoptar medidas extraordinarias para apuntalar la confianza en el sistema financiero y asegurar su estabilidad. A tal fin, la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos anunciaban ayer un nuevo programa de préstamos a los bancos para proteger los depósitos del país y evitar de esa manera el contagio a otros prestamistas regionales y a la economía en general, y aseguraba que todos los depositantes del SVB y de Signature serían indemnizados. En cuanto a este nuevo “Programa de Financiación Bancaria a Plazo”, el Tesoro ha dispuesto de 25000 millones de USD del Fondo de Estabilización Cambiaria para préstamos a bancos a un año en condiciones más favorables que las habituales a través de la ventanilla de descuento, principal instrumento de préstamo directo del banco central. La medida era adoptada por el consejo de la Fed de manera unánime. La cosa se le complica al banco central con la publicación mañana del dato de IPC de febrero, para el que se espera un 6%, ya que se encuentra atrapado en la dicotomía de, por un lado, contener la inflación y, por otro, evitar una crisis sistémica. Lo que viene a ser, en definitiva, una “lose-lose situation” en toda regla. La gravedad de la situación llevaba a Joe Biden a prometer una regulación más estricta de los bancos estadounidenses. El Reino Unido se apresuraba a vender la unidad británica del SVB a HSBC Holdings PLC por una GBP.

Esta crisis tenía como consecuencia el desplome de las bolsas, particularmente del sector bancario, y un enorme recálculo por parte del mercado de los tipos de interés y de las expectativas respecto a las próximas reuniones de los bancos centrales, hasta el punto de que el mercado pasaba a apostar porque la FED no sólo no lleve a cabo más subidas de tipos, sino incluso que lleve a cabo recortes en la segunda mitad del año. La rentabilidad del 2 años UST llegaba a descender 60 pb hasta el 3.99%, después de haber pasado del 5% la semana pasada. El 3 meses LIBOR del USD cedía 27 pb en su mayor caída desde marzo del 2020. Las expectativas de una subida de 50 pb por parte del BCE esta semana también se rebajaban a menos de un 50% de probabilidades. La rentabilidad del dos años alemán sufría su mayor descenso desde que hay registros, llegando a caer, al 2.565%, 50 pb. El WTI se mantenía en los 75 USD por barril. Las enormes caídas de las rentabilidades a corto plazo daban lugar a un notable empinamiento de las curvas y el nerviosismo del mercado se reflejaba en la aversión al riesgo, lo que ampliaba las primas de forma considerable.