Jacques-Aurélien Marcireau (Edmond de Rothschild AM) | La integración de China en la economía global desde los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha sido un camino de rosas, por decirlo suavemente. Con el país convirtiéndose en un «rival estratégico» y el aumento de los desacuerdos en torno a diversos temas, hemos decidido que Deepseek es una buena oportunidad para hacer balance y reflexionar sobre lo que China puede aportar positivamente al mundo.
Los anuncios de Deepseek en el campo de la Inteligencia Artificial generativa (GenAI) tienen dos características principales que nos llamaron la atención: en primer lugar, ayudó a reducir en un factor 10 veces frente a los competidores occidentales el coste de la computación, por lo que es bueno para hacer la GenAI más viable y respetuosa con el medio ambiente. En segundo lugar, es de código abierto, lo que significa que, en lugar de rodear los avances de secretismo, China contribuye esta vez activamente a la comunidad de código abierto, compartiendo conocimientos en beneficio de todos. Más allá de los beneficios concretos, el hecho de avanzar sin una potencia de fuego financiera desproporcionada también nos invita a replantearnos positivamente nuestro lugar como europeos en el mundo que viene: siendo creativos podemos superar parte de la «deuda tecnológica» que algunos agoreros quieren hacernos creer insalvable.
Más allá de Deepseek, que al fin y al cabo es un elemento incremental en el largo arco del mundo de la IA y quizá no tan revolucionario como sugieren los titulares de hoy y la reacción del mercado, uno de los temas a menudo subestimados es la atención sanitaria. China está innovando en el sector sanitario, y sería difícil argumentar en contra de más descubrimientos de fármacos y formas de tratar a los pacientes. Las empresas farmacéuticas con sede en EE.UU. están cerrando cada vez más acuerdos para obtener licencias de activos en fase inicial de la biotecnología china. Algunos de los mejores y más innovadores fármacos, como los conjugados antidroga en oncología, se han obtenido de empresas chinas.
Por último, pero no por ello menos importante, en un mundo en el que la concentración de la industria está aumentando, y a punto de aumentar aún más dada la agenda de desregulación del presidente Trump, vale la pena señalar que tanto teórica como empíricamente, la innovación tiende a sufrir de demasiada concentración. Para qué innovar si puedes limitarte a extraer valor de tu posición dominante. En muchos casos, China Inc. aporta una competencia muy necesaria para mantener vital el incentivo a la innovación. La cuestión de si esta competencia es justa es, por supuesto, objeto de debate – y con razón -, pero en el caso de Deepseek, no la hay.