Santiago Martínez Morando (Ibercaja) | Según el dato preliminar publicado hoy por el INE, el IPC se aceleró una décima en España durante el mes de febrero, para alcanzar el 3,0% interanual. Sin llegar, ni mucho menos, a las cotas que alcanzó durante el periodo inflacionista de 2022-2023 (llegó a superar el 10%), la aceleración es notable desde el mínimo del 1,5% alcanzado en septiembre de 2024. La tasa subyacente se desaceleró tres décimas, hasta el 2,1%, el menor incremento desde diciembre de 2021, alcanzando prácticamente los objetivos del Banco Central Europeo.

La divergencia entre el IPC y el índice subyacente en los últimos meses, teniendo en cuenta que los precios de los alimentos parecen estabilizarse tras las fuertes subidas de los años anteriores, provienen sobre todo de los precios energéticos. En el mes de febrero en concreto el INE apunta a los precios de la electricidad, mientras que los carburantes habrían tenido, a diferencia de los meses anteriores, un efecto bajista. Si atendemos al mercado regulado, los precios de la electricidad van a rondar los 108 euros por MWh de media en febrero frente a los 40 euros del mismo mes del año pasado, lo que supone un incremento del 170%. Este efecto se puede agravar en los dos próximos meses, ya que los precios de la electricidad en este mercado fueron extraordinariamente bajos en marzo (20 euros) y abril (13 euros) de 2024.

Más allá de la volatilidad que siguen introduciendo los precios energéticos, el crecimiento del IPC subyacente muestra una situación bastante normalizada tras el episodio inflacionista de los años anteriores. No obstante, ese nuevo impulso de los precios energéticos se trasladará a las cadenas de producción y consumo, y la buena situación económica y los incrementos salariales también apuntan a que los precios crezcanalgo por encima de los objetivos de un Banco Central Europeo que tiene que aplicar una política monetaria común a una Zona Euro donde se han acentuado las divergencias de crecimiento entre los países más dinámicos, donde se encuentra España, y los que permanecen estancados, en particular Alemania. Es decir, que existe el riesgo de que la política monetaria termine siendo demasiado laxa para la coyuntura económica española.